La última llamada
Un hombre profundamente enamorado recibió la noticia de que su novia falleció recientemente tras haber sufrido un ataque al corazón en su trabajo. Al día siguiente, tras un emotivo funeral, agotado y aún llorando por la pérdida de su gran amor, volvió a su casa, donde, tras varias horas de llantos desconsolados, empezó a recibir llamadas en su teléfono móvil.
Cansado y sin ganas de hablar con nadie, apagó el celular para, finalmente, poder dormirse.
Al haber despertado, revisó su teléfono y comprobó que las llamadas recibidas la noche anterior habían sido realizadas desde el teléfono de su amada muerta. Asustado y confundido, llamó al número y solamente escuchó quejidos ahogados y una débil respiración. La llamada se cortó a los pocos segundos.
Esa misma tarde, se acercó al cementerio a poner unas flores en la tumba de la fallecida y despedirse por última vez. Mientras lloraba recordando a su amor, recordó las llamadas que había recibido y probó nuevamente llamar al número de su novia pensando que algún familiar habría guardado su móvil y tratado de contactarlo.
Para su sorpresa, al marcar el número, se empezó a escuchar la melodía del teléfono de su pareja. Un sonido casi imperceptible que pudo escuchar debido al silencio que reina en los cementerios. Su espalda se escalofrió.
Muerto de miedo y acobardado por la idea de estar solo cuando un espíritu le atormentaba, se acercó a uno de los empleados del cementerio que se encargaba de mantener en buen estado las tumbas. Tras haberle la historia, el trabajador rápidamente avisó a sus compañeros, quienes procedieron a desenterrar el ataúd de su amada.
Lo que encontraron les heló el corazón; la mujer tenía las uñas totalmente destrozadas, y todo el ataúd estaba manchado de sangre, ya que se le habían desprendido de los dedos al haber tratado de arañar el sarcófago donde se encontraba encerrada. Al parecer, había fallecido hacía pocas horas, al acabársele el aire que había en el espacio cerrado.
Un análisis forense determinó que había sido enterrada con vida, al confundirse un ataque de catalepsia con un infarto que le había causado la muerte. Al despertar en el ataúd horas después de haber sido sepultada, asustada, trató de ponerse en contacto con la persona más cercana, su novio, pero este no sabía que desaprovechaba las pocas horas de aire de las que disponía su amada, quien, desesperada, luchaba por salir del ataúd que, poco a poco, la dejaría sin oxígeno.
— Via Creepypastas
