El Holder de la Sicigia

Un Misterioso Templo Oculto
Un Misterioso Templo Oculto

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier almacén o fábrica a donde puedas llegar. Cuando alcances el escritorio de la recepción, pide recibir el cargamento para alguien llamado El Holder de la Sicigia.

La persona no te creerá en lo más mínimo, pero sé firme y de ser necesario, habla con el capataz. Él llegará a tiempo, y también se burlará de ti, diciendo que nunca ha oído hablar de esa persona. Sé paciente, y eventualmente consultará los registros, y el tono de su rostro se drenará cuando encuentre ese nombre entre sus papeles.

Entonces él te guiará hacia el subterráneo de la fábrica, pero te pedirá que uses protección ocular. Deberías llevar contigo los lentes, el Objeto 86: los Ojos de la Claridad por ahora, y aunque no es ese su propósito, serán suficientes para la ocasión. Si no los tienes, entonces sólo desperdiciarás tu tiempo y tu vida. Ponte los Lentes antes de seguirlo.

El capataz te llevará por una sección lejana y vieja de la fábrica. Verás lo que parece una interminable fila de cajas y paquetes, pero no te acerques ni examines las etiquetas, ni los destinos. Te darás cuenta que llevan años, incluso décadas allí, con lugares de destino extraños y contenidos más raros aún, pero que no tienen ningún valor en tu búsqueda. En lugar de eso, mantén tu mirada fija en el capataz. Él estará ansioso por perderte alrededor de la siguiente fila de paletas de cartón mohosos.

Luego de lo que podría parecer un día entero de caminata por esos pasillos interminables, el capataz se detendrá ante una gran caja, bastante voluminosa. Es de madera, pero no parece estar hecha de tablones individuales, en cambio, parece como si hubiera sido tallada de una sola vez de la madera más oscura imaginable, casi negra. Fijada dentro de la caja habrá una puerta.

Si en la caja se emite una luz brillante, una especie de sonido zumbante, o algo que vibre tenuemente, entonces puedes respirar aliviado de que lo que está dentro es lo que buscas. Pero si el aire está lleno de sólo silencio, es porque aquello ha sido destruido, y ahora tendrás que mirar entre los paquetes por algún instrumento con el cual terminar con tu vida, pues ya no habrá esperanza de que puedas abandonar este laberinto moderno.

Verás que la puerta está desbloqueada; no necesitarás golpear antes de entrar. Estarás envuelto en completa oscuridad; sólo los Lentes te revelarán la naturaleza del espacio en donde te encuentras. Te encontrarás cerca del centro de una inmensa red de anillos, todos centrados alrededor de un pequeño estrado con una silla reclinable, como la de un dentista.

La diferencia se vuelve horriblemente aparente a medida que te acercas: estará rodeada de cientos de escalpelos, cada uno en su propio brazo articulado, suspendido sobre la silla. Atado allí estará un maniquí hecho con la misma madera negra con la que fue fabricada la caja. Donde debería estar la cara del maniquí, estará tallada una rasgadura con la forma de un tazón.

Usa uno de los escalpelos para cortarte y deja algunas gotas de tu sangre en ese tazón. Inmediatamente, el cuerpo del maniquí pasará de ser madera a carne, y su apariencia será como la tuya. Deberías permanecer donde estás mientras los escalpelos descienden, desgarrando frenéticamente el cuerpo de tu doppelgänger. Oirás tus propios gritos, verás la carne cortada y destazada, que es tuya y que no lo es al mismo tiempo.

En este punto, los anillos se desplazarán en la vasta oscuridad que te rodea, eventualmente cesando en su alineación en algún momento. Algunos se mantendrán congelados en el aire o debajo de ti, mientras muchos otros se establecen en fila hacia el horizonte. El número de marcas en el maniquí es el número de Objetos que has reunido; los anillos mostrarán tu progreso de la misma manera.

El maniquí maldecirá y pedirá que se detenga el dolor y termines con su sufrimiento, pero debes, fríamente, preguntarle:

¿Cuándo se alinearán?


El maniquí rogará, suplicará e implorará por piedad mientras los escalpelos lentamente descienden otra vez, gritará por que todo cese, pero no debes decir nada ni mirar a otro lado. Esta vez, las hojas harán quinientos treinta y ocho cortes, todo esto desollando y reduciendo al maniquí a meras cintas. Los anillos se alinearán en el horizonte, y una gran luz aterrizará sobre el estrado, mostrándote el camino a casa.

Antes que te vayas, toma desde lo que una vez fue el pecho del maniquí un libro forrado en cuero. Luego, sigue la luz hasta que te encuentres una vez más fuera de la fábrica a donde fuiste.

El mapa estelar que tienes ahora es el Objeto 117 de 538. Ahora posees el conocimiento de cuando se alinearán, aunque no los medios para verlos.

— Via Creepypastas

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