El diablo y el estafador

Sucedió hace tiempo, yo era solo alguien más que necesitaba dinero por eso tuve que pensar en algo finalmente la mejor idea que se me ocurrió en ese momento fue lo que decidí hacer a pesar de que era algo poco ético, había otras formas de hacer dinero lo sé pero eran más complicadas sobre todo para mí que casi siempre fracasada en todo.

Así que me volví un estafador, en un mentiroso, para sacarle dinero a gente lo suficientemente fácil de engañar. El plan era simple hacerme pasar por un enviado y siervo de satanás para enseñar a las personas a realizar sus propios pactos satánicos a cambio de sumas de dinero, me preocupaba que me demandaran pero tenía que intentarlo así que leí un poco sobre magia negra en Internet e inventé mis propios métodos para realizar pactos con el diablo, mi conciencia me decía que eso no estaba bien mientras yo pensaba que no importaba además otros lo hacen.

Cuando finalmente comencé me sorprendió lo fácil que fue engañar a muchas personas, había tantos crédulos que querían hacer un pacto satánico; estaban desesperados por dinero, fama o sueños imposibles. Con el tiempo logré quitarles mucho dinero, yo me aseguraba de actuar bien para que no se dieran cuenta que estaban confiando en alguien que ni siquiera creía en la existencia de satanás.

Tuve buena fortuna porque casi nadie pudo ponerme una demanda, algunas veces la policía no se tomaba en serio este tipo de estafas, de todas formas siempre lograba escapar de cualquier problema relacionado con esas estafas, después el negocio se hizo costumbre y ya no sentía culpa por lo que estaba haciendo.

Hasta que llegó esa terrible noche, ocurrió algo que yo jamás hubiera imaginado, no lo podía creer, no podía ser real pero parecía muy real y lo era, nunca había estado tan asustado en mi vida, sentía un miedo increíble, podría decir que estaba aún más asustado que cuando casi muero en un accidente.

Primero había sentido unos escalofríos, también sentía que alguien estaba cerca aunque estaba solo. Eran las nueve de la noche cuando de repente apareció esa extraña figura que se materializaba de la nada, una extraña y desagradable figura, su cuerpo era rojizo y sus ojos negros por completo, se desprendía un olor a azufre de las paredes de mi casa yo estaba paralizado del susto. No lo podía creer, mi corazón se aceleró, no pude hablar o correr y fue entonces que ese ser me dijo:

— ¿Así es cómo me imaginabas? Espera, ya sé —y le salieron unos cuernos de pronto— ¿Ahora sí, verdad?

Yo seguía sin poder reaccionar y de nuevo con su voz de ultratumba me habló, diciéndome que le tenía que contestar. Lo decía enojado. Fue en ese momento que algo me empujó contra la pared y me lanzó al suelo, me llevé un gran golpe pero logré responder diciendo:

— Tenía una buena razón —de pronto ya no tenía tanto miedo y comprendía lo que estaba pasando.

El mismo demonio me dijo:

—¡Tú sabes que no! —intenté levantarme y él estaba más cerca— Tu alma ya es mía, ¿la quieres recuperar? O prefieres sufrir ahora y también luego de la muerte.

— ¿Qué debo hacer?

— Sacrifica uno de tus seres queridos para mí.

Yo estaba angustiado pero no porque no fuera capaz de hacer lo que me pedía sino por otra razón. Todo volvió a la normalidad, el diablo desapareció, logré levantarme y sonó mi teléfono, lo respondí un poco nervioso. Se trataba de una cliente. Aun con lo que había pasado pensé que era una alucinación tal vez pero no estaba seguro, finalmente decidí ayudarla con su pacto satánico, ella hasta ofreció pagar el doble a cambio de que yo fuera a la dirección que me pedía, esa noche casi no pude dormir pero no pasó nada extraordinario.

Al día siguiente me fui en mi auto hacia donde me habían indicado mientras iba de camino empecé a tener un mal presentimiento, volví a sentir que había alguien cerca de mi aunque estaba solo, veía imágenes como ilusiones desagradables en mi mente y en la calle de vez en cuando, y cada vez que me acercaba sentía miedo. Cuando llegué al lugar era una sencilla casa de habitación, toqué la puerta pero pasó un rato largo y nada así que decidí irme pero justo cuando me iba la puerta se abrió. Entré de inmediato y cerca de la puerta había una mujer ella me miró y me preguntó si era el satanista que contrató ayer yo le respondí que sí, entonces me dijo que la siguiera y fuimos al patio trasero.

Yo traía todo lo necesario y comenzamos. Mientras hablamos y preparaba su supuesto pacto satánico tuve una idea pensé que si mi encuentro con el diablo fue real, la podía matar a ella y ofrecerle como un ser querido. Estaba pensando mucho hasta me equivoqué un poco en lo que hacía, cuando ya estaba terminando iba a cobrarle y le pregunte si tenía dudas ella se quedó un momento en silencio y luego me miró con odio y de repente gritó:

— ¡Maldito seas!

Iba a responder algo pero ella se empezó a desfigurar y desapareció. Satanás volvió a aparecer frente a mí y me dijo:

— Acabas de ver a la que fue hace mucho una de tus clientes, pero no pudiste reconocerla ahora. No tienes que matarla, ya estaba muerta y no te preocupes solo me burlaba de ti. Ya sé que tú no tienes ningún ser querido, son tantos los que quieren venderme su alma ¿qué triste verdad? Vendré por ti pronto, mientras tanto aun en vida, te voy a atormentar.

Luego gritó y desapareció, de pronto estaba frente a mí un animal: era un macho cabrío. Este empezó a atacarme, yo logré llegar a la calle y pedí ayuda, las heridas que me provocaba aquel extraño animal eran dolorosas pero veía pasar a la gente y nadie me ayudaba, parecía que nadie podía verme o escucharme. Al fin terminó aquel tormento y regresé a casa, desde entonces no han dejado de pasarme cosas terribles y sobrenaturales que son tortura. Se acerca el fin, lo puedo sentir, he logrado escribir esto en uno de los pocos momentos de tranquilidad que tuve y lo hago con el fin de que esto sirva de advertencia para que otros comprendan que no se debe jugar con lo sobrenatural, cuando me metí con el demonio le di el control de todo mi ser sin saberlo.

— Via Creepypastas

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