Creepypastas viejos que dudo en subir o no a la wiki

El Puente Negro
El Puente Negro

Pues este blog lo hago para poner “creepypastas” que hice y nunca subí porque no los he revisado o porque nunca los terminé, etc, me gustaría que dejen sus comentarios y me digan si quieren que lo suba, si quieren que los siga, y que me marquen los errores que tuve, ya que ninguno de lo que subiré aquí fueron revisados (Por flojera en la mayoría de los casos xD).

Este creepypasta que no tiene nombre

¿Morir? Ojalá pudiera, la verdad, acabar con este sufrimiento es lo único que quiero, ojalá pudiera hacerlo con una acción tan fácil como “morir”. ¿Cómo pude caer tan bajo? Al final, estoy atrapado en un sueño, aquí, solo, sin comida, agua, y sin lograr dormir, me rodean cuatro paredes, un suelo y un techo, todos de cristal, obligándome a verme sin cesar, para ver cómo voy empeorando, mi rostro cada vez es más horrendo, cada vez estoy más flaco, sin embargo, no siento hambre, ni sed, aunque sí un cansancio increíble, pero es terrible, no puedo vivir, no puedo morir, Simplemente… Estoy atrapado, atrapado en este sueño, en esta pesadilla. Estoy solo aquí, con estos cristales que no hacen más que enjaularme para ver cómo me voy marchitando, para ver cómo me voy pudriendo en este horrendo lugar.

Cada momento que pasa es peor que el anterior, no sé exactamente hace cuántos días hace que estoy aquí, pero puedo asegurar que muchos.

¡Arriba! El vidrio del techo se está rajando, una gran grieta se encuentra en el medio, están empezando a caer trozos de este, ese brillo, ¿qué es eso? Es muy fuerte, encima se refleja en todos los espejos, me quema la piel, me enceguece, ¿¡Qué mierda es esto!? Un vidrio cae arriba mío, arde, me duele…

Sobre este creepypasta

Este creepy lo habré empezado a escribir el año pasado, y después intenté seguirlo, tengo por ahí varias cosas que serían como la “Continuación de esta creep”; pero ninguna me ha convencido y he terminado por dejar este proyecto, me gustaría que me digan si quieren que lo continúe, o que simplemente lo deje.

Una vida de muerte y engaños (fue publicada)

ESTE CREEPYPASTA YA FUE SUBIDO

Una vida de Muerte y Engaños

Él era un hombre sin problemas familiares ni económicos, era “feliz” en la forma en la que se usa la palabra, ese hombre, Carlos, había pasado por mucho antes de llegar a ser lo que es ahora, padres que lo maltrataban, sin ningún hermano que lo ayudara, sin amigos, su familia, eran pocos, nunca lo mandaron a la escuela. ¿Tíos? Iguales que sus padres, nunca lo ayudaron, lo tenían como un sirviente, ¿abuelos? Muertos, asesinados por sus propios hijos cuando Carlos recién cumplía los 7 años.

Entonces… ¿Cómo pudo llegar Carlos a tener una familia tan estable y estar bien en cuanto a dinero si no tuvo educación?, simple, algo que su familia no sabía, al menos no lo supieron por mucho tiempo, su hermosa esposa y sus dos hijos, dos niños gemelos, de 5 años, ¿Cómo fue tan estúpido como para echarlos a perder?

Pero no vayamos tan rápido a ese punto, volvamos atrás, al momento en el que él era niño, 12 años, sólo eso, 12 años, sus padres eran unos monstruos, drogadictos, igual que sus tíos, te preguntarás de qué vivían; pues su padre trabajaba poniéndole Internet a las casas, un trabajo normal, que daba un buen sueldo, por otro lado, su madre simplemente no hacía nada, mientras uno de sus tíos trabajaba de lo mismo que su padre, ganaban bien, no sé por qué gastaban tanto en esas drogas.

Para resumir, eran malos padres, tenían un buen trabajo, sin embargo gastaban su dinero en esas cosas que les arruinaron la vida.

Carlos se la pasaba encerrado en su habitación, lo tenían como un esclavo, estaba ahí para pudrirse, sólo salía los lunes, jueves y domingos para comer, y, como siempre, él siempre comía los restos, mientras los otros comían algo decente, él se comía lo que había sobrado los días anteriores, y cuando no sobraba, simplemente no comía. Pocas veces le daban un cuchillo para cortar la comida, la mayoría de las veces comía con tenedor y en el piso, sin embargo, de vez en cuanto le permitían usar uno de esos cuchillos, la mayoría estaban desafilados, pero los pocos afilados que conseguía, él se los guardaba, y, como nunca entraban en su habitación, no tenía problemas en dejarlos colgados en su pared.

Tuvo suerte de que sus padres le hayan enseñado a hablar cuando era bebé, sin embargo, pocas eran las palabras que él escuchaba: “Muévete”, “La comida ya está” “No me jodas”, “Vuelve a tu cuarto”, “No puedo creer que seas mi hijo”, etc.

Con el tiempo Carlos se iba volviendo más cerrado, llegó un punto en el que ya ni le gustaba salir de su cuarto a comer, estaba cansado de esa mierda de vida, de esa asquerosidad de padres, de esa “familia”, estaba cansado de todo lo que había en esa casa, excepto lo que estaba en su cuarto, era lo único que tenía, su cuarto, ningún amigo, ninguna persona se había preocupado por él, simplemente estaba él, y nadie más.

Pasaron los meses, y una vez cumplidos los 13 se presentó el verdadero problema: Sus padres ahora ni siquiera lo dejaban estar solo y tranquilo en su cuarto, ellos lo utilizaban para que les traiga cosas, para que les lleve otras, y para su diversión, cuando estaban aburridos… no creo que haga falta explicarlo.

Sin embargo, eso no duró mucho, a las tres semanas él decidió parar todo eso, ¿recuerdan los cuchillos colgados en la pared? Quizás sean cuchillos de cocina, inservibles para cortar algo con mucha facilidad, sin embargo, eso no contaba, la punta, esa siempre podía usarse, quizás no pueda cortar bien con ellos, pero sí sirven para matar, una puñalada en el cuello sería suficiente.

Para un niño sin educación alguna se le haría complicado hacer un plan, sin embargo, él sabía que a la noche ellos dormían, y también sabía qué era la noche y el día, pues sus abuelos se lo mostraron, cuando él tenía sólo 6 años.

Luego de varios días pensando, se decidió, los ataques serían primero para los que viven en habitaciones individuales, y después para los que duermen en una misma habitación.

Había llegado el momento, empezó por uno de sus tíos, el que trabajaba, él fue a su habitación, y, entre un llanto silencioso le clavó el cuchillo en el cuello mientras le tapaba la boca, evitando que emita sonido alguno (Si es que lo intentaba, claro). Con él menos sólo le quedaban dos tías y sus padres. No iba a ser muy complicado después de todo.

Cuando terminó eso, se lavó las manos y la cara y se cambió la pobre ropa que tenía, sus padres nunca visitaban su habitación, no se darían cuenta de nada de eso, en cuanto al cuchillo, lo dejó en esa habitación, sería muy problemático llevárselo, además de que tenía otros, él los había escondido, por las dudas.

Luego de la muerte de ese tipo la “familia” se vio realmente afectada, ya que era el que más plata ganaba con su trabajo, por más que sea el mismo que el del padre, ellos empezaron a comer menos, por ende, cada vez había menos sobras para Carlos, cosa no muy favorable a decir verdad. Pasó una semana, él había estado dudando sobre si mataría a otro o no, pero ya había empezado, y no debería dejarlo así. En cuanto al tío, sus padres y sus tías no le avisaron a la policía por miedo a que le inspeccionen la casa y le encuentren las drogas y, por supuesto, a su hijo maltratado.

Una de las noches de esa semana después de haber muerto el tío, había llegado la hora, pero el plan había cambiado, no morirá uno solo, esta vez matará a las dos tías, siempre fueron las que peor lo trataron. A la primera la mató como lo hizo con su tío, pero a la segunda, Juana, fue algo más rústico, pues ella la había tratado mucho peor que todos los otros miembros en esa casa, ella le había hecho cosas inimaginables, además de divertirse violando al pobre niño, había días que no se conformaba con ello, sacaba un cuchillo y le iba haciendo rasguños con este en la piel, haciendo que sangre, pero no mucho, no más que una herida cualquiera. Y un hábito que se había agarrado en esos últimos días era tirarle del pelo hasta arrancárselo. Por esas razones, después de haberla matado, buscó el cuchillo de Juana y le hizo lo mismo que ella le hacía con él, pequeños rasguños por todo el cuerpo, luego de eso le tiró el pelo hasta arrancarle la mayoría, y, cuando terminó, volvió a su cuarto, se cambió su ropa y, como la otra vez dejó su cuchillo en el cadáver, pero se guardó el cuchillo de su víctima, estaba más afilado que los otros, y lo necesitaría para sus padres que dormían en la misma cama.

El día siguiente al asesinato era lunes, por lo que le tocaba comer, esta vez sí había sobrado algo, todo lo de la otra semana. Él notó a sus padres distintos, como si su vida hubiera cambiado, su madre no le dijo nada ofensivo, es más, no le dijo nada, su padre tampoco, le pareció muy raro que no lo hayan golpeado, parecía como si fueran otras personas, ya no había olor a drogas en la casa, era… raro, como si esas muertes hubieran cambiado algo, pero no tenía sentido, ningún sentido…

Pasaron las semanas, ahora él comía todos los días, ya no lo golpeaban ni le insultaban, ya no se la pasaba en su habitación, le enseñaron las cosas básicas de la matemática y algunas cosas sobre lengua para hablar mejor.

Estuvieron así durante dos meses, hasta que un día, su madre le dijo “Hijo, sé que fuiste tú”. En ese instante él lo miró con una cara confusa y le preguntó “¿A qué te refieres?”, a lo que ella respondió “A la razón por la que te tratamos bien hasta ahora, para que nos expliques por qué”, ese momento fue algo incómodo para él, lo único que dijo es “¿No viste todo lo que me hicieron?”… fue lo peor que pudo haber dicho, en un instante su madre se acercó a él de una forma muy brusca y le dijo “Y extraño esos hábitos”, lo mandó a la habitación, y estuvo una semana igual que antes, comiendo los lunes, jueves y domingos, y sólo las sobras. Dos semanas después volvieron los abusos, golpes e insultos, volvió ese olor a podrido en el aire. Él nunca supo por qué, sin embargo, no pensó mucho en eso, simplemente agarró el cuchillo de su tía, y una madrugada fue decidido a la habitación de sus padres, no dudó en clavarle la cuchilla primero a su padre, y así eliminar al más fuerte, sin embargo, su madre tampoco despertó, no fue difícil, no les hizo nada a sus cuerpos, y durante los días siguientes comió todo lo que había en esa casa, hasta que se acabó, allí decidió a salir a recolectar basura, por lo menos tenía una casa y dinero para vivir. Tras buscar durante mucho tiempo decidió ir a algunos negocios más sucios: Asesino a sueldo.

No tardó mucho en encontrarse con personas a las que les interesó la idea, con los años fue mejorando, cada vez dejaba menos rastros, habían pasado ya 20 años, tenía 33, una hermosa esposa, una casa bastante lujosa para lo que sería una familia de clase media y dos hijos, gemelos, de 5 años.

Él regresaba siempre tarde, entre las 11 pm y las 4 am, Carlos siempre volvía a su casa limpio, sin ninguna prueba de que él haya asesinado a alguien, nada de sangre, ningún “arma”, ninguna cara extraña, nada de olor fuera de lo común, parecía imposible pensar que él había matado a alguien, puees era una persona “buena y bastante amable” según contaban sus vecinos y los parientes de su esposa.

Sin embargo, su esposa siempre le preguntó qué salía a hacer Carlos para que volviera a esas horas de la noche, él sólo temblaba y la hacía a un lado. La esposa, como muchas personas podrían haber sospechado, pensaba que él lo engañaba, ella nunca supo de la infancia que tuvo ni de su familia, Carlos le decía que vivían en otro país, y que los parientes que tenía en ese país habían muerto, ella le creía, siempre confió en él.

Por más confianza que ella le tenía, sabía que había algo raro, su esposa, María, un día lo siguió, cuando él “salía a trabajar”, quería saber si la estaba engañando o no. En un momento ella se paró y vio a Carlos abrir la ventana de una casa y entrar como si nada, luego de eso, cerró todas las cortinas y, a partir de eso no se escuchó nada. Pasó como media hora o quizás una hora completa hasta que él salió de esa casa, esperó a que Carlos se alejara lo suficiente, y, cuando lo hizo fue hasta ese lugar, tocó la puerta, pero nadie le abrió, vio por la cerradura y notó un charco de sangre, entonces entró por la ventana a la casa y lo vio: Una escena horripilante, había olor a muerto y un camino de sangre, ella lo siguió hasta su final, allí se encontraba el cadáver de un hombre, María estaba aterrorizada y salió lo más rápido que pudo de esa casa. Empezó a caminar hacia la estación de policía cuando sintió un guante cubriendo su cara, era Carlos. Él la llevó hasta la casa en donde había asesinado a esa persona hacía apenas 24 minutos y la sentó en una silla. La miró con una mueca de tristeza en su rostro, entonces empezaron a hablar:

María: ¿Por qué? ¿Por qué hiciste esto? ¿Acaso no sabes que me duele que hagas esto? ¿Esto es lo que haces todas las noches?

Carlos: No, esas preguntas no son importantes ahora mismo, la verdadera pregunta es ¿Por qué me seguiste?

María: Me preocupaba eso, que llegues tan tarde a casa, yo pensaba que me estabas engañando, yo pensaba que-

Entonces Carlos lanzó un grito e interrumpió a María

Carlos: ¡¿No confiabas en mí verdad?! ¡Nunca lo hiciste! ¿Verdad?

María: Yo sí confiaba en ti, pero la confianza tiene un límite, Carlos, tienes que entenderlo

Carlos: ¿Tú pensabas que yo sería capaz de engañarte?

María: Viendo lo que acabas de hacer, creo que serías bastante capaz

Carlos: ¿Pero cómo puedes…? Nunca te he contado la verdad sobre mi familia, tú no tienes idea quién fui, ni quién soy, ni por qué mis familiares están muertos, ¿o no?

María: ¿A qué te refieres?

Carlos: ¡Ellos me maltrataron! ¡Y los maté! Nunca hice siquiera la primaria, mis abuelos me enseñaron la mayoría de lo poco que sé, y mis padres y tíos los mataron.

María: ¿Y qué? ¿Ahora se te hizo un hábito matar?

Carlos: ¿Cómo crees que pude sobrevivir? Asesino a sueldo, más fácil que cualquier otra cosa, y no pagan mal. ¿Cómo crees que llevo todos los días tanta plata a nuestra casa?, ¿eh?

María: Yo sólo… confiaba en lo que tú me decías que eras…

Carlos: Tú nunca supiste, nunca lo supiste

En ese momento Carlos comenzó a llorar, y en medio del llanto mató a su esposa.

Ahora debía volver a limpiarse las manos, fue y se lavó, se quitó el olor, todo lo que siempre hacía cuando mataba a alguien, y, una vez hecho todo eso, fue a su casa, se acostó en su cama, y durmió, intranquilo, pero durmió.

Al día siguiente sus hijos le preguntaron dónde estaba su madre, él les dijo que ella estaba de viaje para siempre, ellos simplemente dijeron “Espero que vuelva pronto” mientras los preparaba para llevarlos a su escuela.

Otro día normal, llevó a sus hijos, fue a su casa, y se echó a mirar televisión esperando la próxima llamada, que le diría a quién tendría que matar esa noche.

Sobre este creepypasta

Pues lo tengo desde hace unos cuantos meses, y nunca lo subí porque me daba flojera revisarlo, es lo más largo que he hecho hasta ahora y es como que no tenía muchas ganas de revisarle la gramática y todo eso, y, gracias a toda esa bola de aburrimiento que se formó en mi cabeza, simplemente lo dejé, lo que me gustaría es que me digan si encontraron algunas incoherencias o errores en la redacción aquí, o si creen que debería subirlo a la wiki así como está.

Ya la arreglé, y quedó bastante mejor que antes xD.

ESTE CREEPYPASTA YA FUE SUBIDO

Principio de “El cuervo”

¿Acaso no han tenido algún día en el que sienten que todo sale mal?

¿Que la vida se pone en tu contra y todos tus deseos se esfuman hacia otro lugar?

¿Cuando ves que todo en lo que alguna vez creíste desaparece en cuestión de minutos?

¿Y todo lo que algún día fuiste tú simplemente deja de existir?

¿Se va,

Desaparece

Y piensas que no volverá jamás?

¡Nunca más!

Pero a las horas vuelve,

Tocando tu puerta – un extraño debe ser ¡Nada más! –

Pero los golpes en las maderas se vuelven insoportables

Y las palabras retumban en tu cabeza

¡Nunca más!

Pero allí está,

Volvió una vez más

Y su anterior vida posose sobre su ventana,

Un cuervo, y posose ahí para no salir,

¡Nunca más!

Sobre este poema

Pues esto es algo completamente improvisado, ya que en la escuela estaba aburrido, y bueno, a base de lo que recordé hice ese comienzo, no está muy bien y hay varias cosas salteadas y agregadas, de eso estoy seguro porque es algo que hice sin siquiera echarle un vistazo al original y sin haber leído una de las versiones desde hacía ya varios días, quería poner esto ya que es otra de las cosas inconclusas que hice hasta ahora xD. Me gustaría que me den la opinión de eso:v.

Negro (poema)

Negro,

Como los cuervos,

Como tu alma.

Como tu inmunda mente

Y sus ansias humanas

De dominar a todas las cosas

Humanas e inhumanas.

Negro,

Ese color,

Un color para representar la falta de amor,

El color que marchitó a esa hermosa flor.

Negro,

Como la noche en que,

Por azar,

Se tejió el mal.

Y tan fuertes han sido sus hilos

Que se han expandido

Tanto, que con su filo

Han acabado con la vida de muchos

ilusos.

Sobre este poema

Esto lo tengo hace ya demasiado tiempo, y lo dejé porque se me acabaron las ideas, de cualquier manera, probablemente lo siga alguno de estos días. Me gustaría que me digan si les gusta cómo es este principio:v. (Está en proceso)

Todo se hundió

Cuando todo se hundió,

Cuando el mundo como lo conocemos acabó,

Él estaba ahí,

Mirándonos y riéndose de nuestra miseria,

Él estaba allí,

Lanzando carcajadas sin parar,

Por fin había logrado otro de sus objetivos,

Después de tanto soñar,

Su gran sueño pudo alcanzar.

Sentose allá,

Lleno de gloria,

Mientras miraba cómo todo ardía a su alrededor,

Lleno de felicidad,

Mientras se llenaba de súplicas su corredor,

No para de felicitarse,

Al fin y al cabo,

Pudo ver este mundo acabarse,

En realidad tanto no le costó,

Lentamente en la política se adentró,

Desde ahí podría destruirlo desde los cimientos,

Y de esa forma acabar con todo,

Ya lo había hecho muchas veces en muchos mundos,

Cada uno de un diferente modo,

Cada lugar hermoso fue convertido en un lugar inmundo,

Cada vida decente,

Cada vida obediente,

Cada vida desobediente,

Cada vida demente,

Cada vida existente

Y cada vida inexistente

Fueron destruidas,

Todas las mentes fueron abatidas,

En la Tierra sólo queda él,

Él nos creó para esto,

Para que al final seamos como un pedazo de basura más en un cesto.

Sobre este poema

Pues no sé si subirlo porque no le veo tanto de creep, me gustaría que me digan si estaría bien subirlo o no:v.

Un cocinero indeciso

¿Qué peor calamidad para un cocinero que no saber qué ponerle a la comida que le pide un cliente? Sus gruesas manos agarran la cuchara y revuelven sin parar, con la misma pregunta en la mente “¿Qué más agregarle?”

Se rasca su cabeza brillante y prueba la sopa que está preparando, sabe que le falta algo ¿Qué?

Su duda lo tortura y, desesperadamente, agarra todo lo que tiene a su alrededor, buscando impaciente ese ingrediente, que ya había recordado. Ese ingrediente que le salvaría la carrera, y quizás la vida.

Se empieza a poner rojo y a sudar, “¿Dónde está? ¡¿Dónde está?!” se repite en su cabeza mientras corre de lado a lado en la cocina buscando eso. Ve su vida pasar frente a él y piensa “¿Acaso lo encontraron y me lo sacaron antes de poder dar con él?” Entonces recuerda a su difunta madre, la señora que le daba de comer durante su niñez, fallecida hacía tres semanas. Nunca pudo superarlo. En medio de ese sudor y locura por encontrar lo que falta, una lágrima cae y recuerda lo que él siente. Se sienta en el suelo y llora.

Ya devastado, encuentra el ingrediente, eso que buscó durante 5 minutos que parecieron horas, quizás días. Lo ve. El veneno se encuentra al alcance de su mano. Lo ve, y llora. En medio de su llanto se acerca a su sopa, y, a punto de echarle ese líquido mortífero, el recuerdo de su madre vuelve a su cabeza. Echa el veneno en la sopa, la revuelve, y se la toma.

Cayó muerto ahí mismo.

Sobre esto

Pues… lo subiría tal como está, pero no estoy seguro de que tenga la calidad suficiente, me gustaría una crítica de esto y si sería bueno subirlo o no. Por cierto, sé que el título es estúpido y eso, pero se queda así: Mi idea es que el título dé la impresión de algo tonto.

Una nena

Una nena está asustada, pero no como cualquier nena, no es el típico terror infantil de los niños hacia la oscuridad, o a las figuras sin forma que todos vemos en la noche e ignoramos neciamente, pensando que son producto de nuestra imaginación.

A esta pobre niña la vida la ha tratado pésimo, y, sumado a la extrema exageración de su joven mente, esto ha sido lo peor que le pudo haber pasado a un humano, y ella ha sufrido más de lo que sufriría alguien maduro.

Ella está sentada en el rincón abrazando fuerte a su muñeca mientras observa detenidamente al hombre malo que lo mira desde la negrura de la habitación que calla sus gritos todas las noches.

Sobre esto

La pregunta es si esto puede ser considerado un creepypasta, me gustaría que me dijesen si convendría subirlo o no.

Un payaso

La puerta se abre de par en par y una figura de cara pálida, nariz roja y redonda, y con un arco iris en la boca avanza a pasos lentos y mediocres. La bola de rulos que es su cabello se tambalea con el viento y sus largos zapatos y caídos pantalones –sostenidos con tiras- hacen reír a los niños. Se pone delante de ellos y hace estupideces que produce carcajadas en las inocentes criaturas. Todos lo ven como algo gracioso, pero esa figura diabólica los está saboreando con la mirada y espera el momento perfecto para llevárselos en la pura negrura de la noche y acabar con sus inocentes vidas para siempre.

Sobre esto

Me pasa exactamente lo que me pasa con “Una nena”,no sé si puede ser considerado una creepypasta. Me gustaría una opinión y/o que me digan si convendría subirlo.

El mundo

Por la ventana veo cómo todo el mundo a mi alrededor se desmorona.

Todas las personas que se ven allí son… diferentes. Con sus cabezas de insecto y cuerpo de monstruos inefables.

Tocan mi puerta. No me atrevo siquiera a acercarme para ver quién -o qué- es. El eco de los golpes retumba en mi cabeza como si una lluvia sacudiera las montañas y todas sus rocas cayeran a un río que se encuentra a mi derecha. Estoy aturdido, y eso me enloquece. ¿Me enloquece? Decido abrir la puerta, luego de lo que para mí fueron largas horas. Era algo tan simple como una persona que venía a dejarme una carta. Le pregunto cuánto tiempo lleva ahí, su respuesta me estremece: sólo unos segundos. Me deja la carta y se va. Entonces lo entiendo todo. El mundo no se desmorona a mi alrededor; yo me desmorono en mi interior.

Sobre esto

Simplemente no sé si tiene la calidad suficiente, me gustaría una crítica a esta creepypasta.

Otra creepypasta sin nombre

Suena el timbre. Él abre la puerta pensando que sus padres habían llegado, y, como siempre, aún teniendo llaves tocaban el timbre para que él les vaya a abrir. Sin embargo, afuera de su casa lo único que se encontraba era un denso paisaje de pura oscuridad que se había formado con la noche, miró a los costados, nadie. “Un niño debió ser”, él pensó, sentía un irracional “odio” hacia esos pequeños, siempre con sus tonterías y sus travesuras, casi olvida que él lo fue en un momento.

Sobre esta inconclusidad

Pues esto… me quedé sin ideas así nomás xD, pero probablemente lo siga, ¿Ustedes qué piensan?:v

La cólera del mar

Este poema ya fue subido.

La cólera del mar

La ola de mar

se la llevó

y no volvió,

y no volverá jamás.

Su cuerpo se ha alejado del mío,

¡Ay! Recordarme quitándole el frío.

Helada noche de invierno, tapándola con mi manta,

para que no contraiga ninguna enfermedad,

para que ni siquiera le duela la garganta…

Si existe algún dios, algún poder superior,

que me explique, que me explique qué

fue lo que pasó.

¡Simple! Todos dicen lo mismo:

El mar se la tragó.

¿Por qué la tierra se tenía que llevar su hermosura?

¡Ay! ¡Ahora perdida

en un mar, un extenso mar

De profundidades inalcanzables para cualquier vivo,

Ese mar donde se encuentran los cadáveres de nuestros amores,

De nuestras vidas, ¡De nuestras sentidas y sufridas vidas!

¡¿Dónde ha quedado acaso su cuerpo?!

Su ya descompuesto cuerpo

Que es roído por las bestias no conocidas por los hombres

Que se encuentran en las profundidades de nuestro gran planeta.

¡Nuestro precioso y estremecedor, hórrido planeta!

Pero… al fin y al cabo, ¿De qué sirve protestar?

¡Protestar por hechos ya ocurridos!

¡Hechos imposibles de revertir!

Hechos que parecían imposibles…

Y sin embargo, lograron ocurrir.

Y así es como camino triste, solo,

Mientras veo a todo el mundo seguir,

Seguir, seguir y olvidarme,

Dejarme aquí, solo y triste y caminante,

Errante,

Errando por el ancho mar

Buscando su cuerpo,

Su cuerpo ya irreconocible,

Ya roído por las bestias desconocidas,

Ya descompuesto por el paso del tiempo.

Y al lado del cuerpo senteme yo,

Con toda una vida atrás,

Viendo cómo la putrefacción se la llevaba a ella

Entonces me despedí de todos y vi, cómo a su lado estaba yo,

Tomándole fuerte la mano, también en el mar,

También en esas profundidades roídas por esos monstruos,

También con ella.

De cualquier manera, el amor ya no es lo mismo.

¡Ay! Si de poder y dinero se obtiene el tan querido…

Este poema ya fue subido.

La cólera del mar

Sobre este poema

Definitivamente el poema más largo que tengo, y bueno, no sé si subirlo porque me parece que todavía tengo que pulirle y/o hacerle unos agregados. Lo subiría, pero creo que esto da para más. Hecho.

Sin nombre

Las estatuas monstruosas recorrían con su infinita e inerte vista la imponente oscuridad y sus cuerpos petrificados inspiraban terrores a los borrachos que aún caminaban a altas horas de la noche.

Las gárgolas se asomaban y veían con esos ojos de vidrio y cuerpo de piedra. Sus figuras apoyadas en lo más alto de la catedral hacían volar la imaginación de los viajeros errantes y amantes del licor que viven sus noches deambulando por las calles, esos que viven a base de botellas de vino.

Estas bestias sin vida son la desgracia de la hermosa casa de Dios, estas hijas del Diablo se llevan a los borrachos y vagabundos, y nunca más se les vuelve a ver.

Sobre esto

Realmente no sé qué hacer con esto, me gustaría que me dijeran qué les parece así puedo decidirme.

Llanto de un loco

Era una noche de interminables tempestades, pero él no lo sabía, pues se estaba ahogando en lo más profundo de los abismos de su propia mente. El pobre hombre gritaba incesantemente hacia el cielo, rogando misericordia a quien gobernara allí. Sus sentimientos habían asesinado a su corazón, dejándolo solo con su cabeza, que no era capaz de comprender el dolor. Sentía cómo mil navajas atravesaban su cara desnuda, aunque ninguna lo estuviese haciendo –pero sí se lo hicieron a ella, sí a ella-. Gritaba, gritaba desaforadamente en un intento de escupir sus recuerdos, y de que esa bola de carne, sangre y muerte que eran se vaya corriendo -“¡Que se vaya! Y si no es posible ¡Que se vaya mi vida, cual se fue la de ella!”-. Suplicaba piedad y una razón, una razón para que él se la hubiese llevado, ¿Por qué a ella? Si hay miles de millones de mujeres en el mundo ¿Por qué a ella? Pero su Dios, su piadoso, compasivo, buen Dios, no le respondía, no mandaba señas, parecía como si ése hubiera decidido abandonar la existencia.

Pasaban los días y su reseca garganta, llena ya de moco, suplicaba agua, pero él era incapaz de dársela, había olvidado cómo usarla canilla, y cómo tomar el bendito líquido.

Aún recuerda el brillo del acero, y cómo la sangre brotaba del cuerpo de su amada y teñía el piso de ese rojo intenso que tenía el color y el olor del líquido de la vida, y que se perdía en la desdichada casa. Pero eso no es posible ¿Verdad? No… ¿Cómo puede ser posible que eso sea lo que aparenta, si ella aún está a su lado, con esa carita sonriente, esa cara gris pálido, de ojos saltones y garganta también reseca?

Sobre esto

No sé si subirlo por el simple hecho de que no sé si llega a la calidad mínima, o, mejor expresado, si puede ser considerado un “creepypasta”.

Inicios que no lograron crecer

I

El olor a pintura que emanaba de las sucias paredes evocaba momentos antiguos, épocas pasadas, ya muertas para mí. No sé bien qué relación tenía con estas, quizás me hacía recordar la última vez que pasé por ese ahora putrefacto lugar: Sentíase el mismo hedor -Y pensar que fue hace tanto tiempo-…

II

Los días cambian, las personas cambian, y el pensamiento de un amanecer se marchita como se marchita una flor en épocas de sequía.

Sobre estos comienzos

Había un tercero, pero me pareció que no estaba “a la altura” de estos dos. Pues, es simple: No tengo historia alguna para ninguno de los dos, salieron y ya, y nunca se me ocurrió nada más. Agradecería un poco de ayuda con alguno xD.

Perfección (Publicada)

Publicada. Perfección

En sus incontenibles ansias de ser la más linda del mundo, cada mañana se levantaba y denigraba por su fealdad de moribunda recién despierta. Agarraba el peine, y, por la fuerza que ejercía sobre los nudos de su pelo, se clavaba los dientes del mismo y arrancaba de la piel que tenía en su dolida cabeza plagada de piojos. Y en el punto culminante de su locura: la perfección.

Estaba gorda. Soñaba con rebanarse esa piel de más y posteriormente usarla como abrigo, luego se taparía ese chiquero de sangre con alguna camisa negra. También soñaba con arrancarle los dientes a una chica que conocía y usar los de esa para reemplazar los que tenía. Le excitaba el ir quitándose esos dientes podridos uno por uno; pero no tanto como le excitó el haber mutilado a esa chica de doce años que se estaba sacando una selfie en un shopping. Esa era perfecta, pero sus dientes no eran blancos; y su piel no era morena, sus ojos marrones; su pelo era castaño. Por eso la mató. Porque era una copia barata de su sueño, un sacrilegio a lo que ella deseaba ser. Una piel impura. Pero admitió que su rostro era el mejor que el que tenía ella. Por eso decidió arrancárselo –con sumo cuidado- y luego comerlo; pensando que el ingerirlo su cara sería idéntica a la de la pobre niña. Pero se aferró a la idea de que era un insulto a la perfección, una piel sucia queriendo ser perfecta. Por eso está muerta.

Siempre le excitó la muerte ajena y el dolor, independientemente de quién lo padezca. No soportaba la imperfección, ergo mató a sus padres. Su madre era negra y su padre blanco, rubio y de ojos celestes; y ella salió morena, de pelo negro y ojos marrones. Los mató por hacerla imperfecta; impura. Los hizo sufrir por ello. Primero los ató y los azotó con unas sogas que guardaban. Lugo les fue lijando la piel hasta dejar al aire el hueso. Empezó por el pie y fue ascendiendo hasta matarlos. Primero mató a su padre por haber amado a una piel sucia, y luego a su madre por hechizar a ese príncipe de ojos celestes. Pero no les hizo más a los cuerpos cuando murieron. Si están muertos no sufren. Si están muertos ya no es excitante.

A veces jugaba a que era una niña blanca y perfecta: ojos azules y cabello rubio, flaca, casi famélica; y que iba a la escuela a besar chicos perfectos y hacer sentir mal a chicas imperfectas. Entonces se veía al espejo y se arrancaba con sus propias manos ese pelo morocho, y pegaba en su lugar, un pelo rubio y perfecto, arrancado de un muñeco de carne y hueso que se desangraba en la esquina de la habitación.

Sobre esto

Tengo varias dudas sobre subirlo, primero porque no sé si está del todo bien redactado, segundo porque no sé si lo considerarán “killer camuflado” por haber matado a sus padres, y tercero porque no sé si tiene las características de un creepypasta.

Publicada. Perfección

Té de limón

Fue hacia ese cuarto estrecho en donde estaba la computadora con un té de limón recién hecho en la mano; lo sostenía con mucho cuidado, la taza estaba caliente y temía que se le caiga. Al entrar a la pequeña habitación la computadora hizo un ruido muy fuerte; una publicidad que contenía un screamer se había abierto. Dejó caer el té, la taza le golpeó un pie y el líquido caliente le quemó el otro. Fue al baño y se los remojó con agua fría.

Luego volvió y se preparó otro té. Llenó el tazón de metal con agua hasta la mitad, luego dos gajos de limón y dos cucharadas de azúcar. Lo puso a hervir. Sentía un gran dolor de estómago; de otro modo, no lo habría hecho. Lo pasó del tazón a la taza, y fue de vuelta a la computadora. Lo llevó con suma suavidad y lo apoyó en el mueble mientras le daba pequeños sorbos; el té estaba caliente. La diminuta habitación tenía un hedor horrendo; quizás eso le provocaba el dolor de estómago. Sin embargo, él no despegó la vista de la computadora, hasta que, en un instante dado, se escuchó como si algo golpeara la pared en esa misma habitación. Observo el rincón del que provino el ruido, y ahí estaba ese cadáver.

Sobre esto

No sé si subirlo porque no estoy seguro de que llegue a la calidad mínima. P.D.: Gracias estómago y té de limón por inspirarme:‘D.

La quería demasiado (ya lo publiqué)

Publicado.

La quería demasiado

La quería demasiado como para que… ¿Como para qué? Menuda pregunta me he hecho en estos tiempos de locura, espontaneidad y ansias: ¿Como para qué? Como para dejarla ir.

Sus labios rosados (rojos y brillosos, manchados), su piel morena (pálida, mortecina), su amor inconmensurable (ese amor que parecía infinito…). Pero algo había detrás de esa capa verde, amarilla; alegre. Su amor era, indudablemente, gigante… ¿A quién? ¿A quién le correspondía ese amor? ¿A quien se lo había jurado… o a otro? ¿Ese amor tan inmenso era para el que lo oficializó frente a Dios, o para alguien que en la luz tenue y blanca de la Luna, se la llevaba clandestinamente?

Su comportamiento había cambiado; eso estaba claro. Llevaba varias semanas saliendo de noche con amigas. Iba muy provocante para estar con esas chicas que, según ella, eran todas casadas. Decía que hablaban de cosas de chicas de veinticinco, a pesar de que ella apenas tenía veintidós. Hacía tres años había jurado delante del cura y de Dios amarme. No sé por qué nunca decidí cuestionarle exactamente adónde iba, o qué hacía con sus amigas; quizás haya sido ese mi error: el haber esperado.

Un día volvió más tarde de lo normal; se había pasado de copas y eran las cinco de la madrugada. La esperaba con una taza de café frío en mis manos. Pensaba que volvería unas tres horas antes. En sesenta minutos debía prepararme para ir al trabajo. No había dormido. Ella llegó y fue directo a la cama. Pareciera como si no me hubiese visto. Ignoró el té que le había dejado en la mesa, que estaba justo delante de la puerta. Fui a dormir sin hablarle. Tenía que descansar. Llegué del trabajo a las cuatro de la tarde, con intenciones de hablar sobre sus salidas. Sólo encontré una nota que decía que volvió a salir con las amigas y que no la esperara, no sabía cuándo volvería. Fue entonces que empecé a sospechar.

Casi nunca la veía; excepto algunas escasas tardes que, víctima de la resaca, se quedaba, o algunas madrugadas que simplemente, al volver, caía arriba mío.

Llegó una noche tormentosa. Sin embargo, ella pensaba salir igual; provocadora, sin paraguas. Le propuse llevarla, y de paso conocería a sus amigas. Ella se negó rotundamente. No insistí. Salió, y, al escaso tiempo, salí tras ella. Me llené de ropas pesadas y gruesas y empecé a perseguirla. Nunca miró atrás, y si lo hubiera hecho, no me habría reconocido.

A unas veinte cuadras de mi c asa, se encontró con otra persona. No era una mujer, de eso estoy seguro. Caminaron abrazados y se metieron en un motel. No quise saber más. Volví y le preparé un té, me hice el café de siempre para esperarla. Llegó alrededor de la una de la madrugada. Bastante temprano para lo habitual. Se notaba que no tomó.

-¿Cómo te fue –decía yo- con tus amigas, amor?- Esta última palabra la pronuncié de forma lenta y con un tono de enojado.

-Bien, hablamos de lo de siempre: vestidos, perfumes, chicos- dijo ella, inocentemente.

-Chicos… ¿Cuál era su nombre?- Respondí, sereno

-¿El nombre de quién?- Respondió, escondiendo una mentira evidente; y sin mirarme a los ojos.

-El nombre de tu amiga, el que te acompañó abrazó hasta el motel.-

Cuando terminé de decir eso, ella se fue a la cama sin mirarme.

Yo no podía permitir tal falta de respeto. No podía dejarla ir, la quería demasiado para hacerlo. Por eso la maté mientras dormía; para que no se vaya, para que esté ahí noche y día, para que yo la pueda ver cuando quiera, y no cuando pueda.

Ya he visto varias veces a un mismo hombre pasando por mi casa y mirándola de reojo. Ayer tocó la puerta, mi puerta. Dijo ser policía, alguien había denunciado algún grito y un inmenso olor a podrido. Yo lo eché. No permitiré que nadie se lleve a mi amada, que nadie la despoje de mí. Cualquiera que lo intente, dormirá al lado de ella, para que lo pueda vigilar.

Sobre esto:

Tengo dudas de que esto llegue a la calidad mínima, o de que se pueda considerar siquiera una creepypasta.

La quería demasiado

Publicado.

Tampoco tiene nombre:‘v.

Recuerdo que una vez, hace ya diez años, decidí emprender un viaje sin nadie que me acompañe.

Estaba yendo en colectivo, del que no recuerdo bien la empresa, y, a medio camino, este se rompió. Era una ruta muy poco transitada y, por alguna razón que desconozco, el chofer no pudo comunicarse.

Era invierno y estábamos a mitad de la noche. Vimos a lo lejos unas luces tenues, y nos dirigimos hacia ellas. Mientras nos acercábamos, una mansión de proporciones inenarrables, muy a lo lejos de la carretera, se alzaba sobre nosotros. Desesperados, los treinta y cuatro que éramos fuimos hasta allí, emocionados por encontrar algo en medio de eso que era prácticamente un desierto.

Tocamos la puerta, y, luego de unos minutos, un hombre alto, pálido, delgado y arrugado nos abrió.

-¿Qué quieren? – Dijo serio y con un tono amenazador

-Verá, señor, íbamos camino a una aldea cerca de aquí, y el colectivo quedó varado, querríamos…

-Jajajá –me interrumpió el hombre con una sonrisa macabra que hizo que nos estremezcamos- ya lo sé. Los estaba esperando. Adelante, caballeros, pasen, pasen, sean bienvenidos.

Todos le agradecimos, y él nos guió a una mesa larga. Allí cabrían unas cuarenta personas. La comida estaba servida. Platos, vasos y cubiertos ya estaban puestos; exactamente para treinta y cinco personas. Él se sentó en una punta, y, con una sonrisa macabra, nos dijo:

-Supuse que hoy pasaría algo inusual. Supongo muchas cosas, y muchas menos de la mitad ocurren. ¿Qué esperan de mí? Estoy viejo y aburrido, ¡oh! Pero qué descortés. Déjenme presentarme, soy Henry René Schwarzstein.

Esta comida está hecha especialmente para ustedes. Spaghetti con salsa para el señor Wilbert –y miró sonriendo a alguien que le devolvió la mirada aterrado-, y pescado frito para Roald –y miró a otra persona, que se hacía la desinteresada.- Ahora ¡coman, mis huéspedes! Les tengo las habitaciones listas, Albert y yo los guiaremos a sus respectivas piezas – Dijo, señalando a un hombre que se encontraba en las sombras de la casa.

Comimos encantados, ninguno de nosotros había probado antes manjares semejantes. Se notaba la cara de terror en Wilbert y en Roald.

Terminada la magnánima cena, el viejo y el sirviente nos guiaron a nuestras habitaciones. Una cama enorme, varias mesas de luz, y un hermoso ropero decoraban la ya de por sí hermosa habitación. También había una ventana que daba al oscuro y excelente desierto.

Dormí apaciblemente, a pesar de que se escucharon varios ruidos en la noche, como unos golpes secos y puertas abriéndose y cerrándose. Nada más que eso.

Al día siguiente, desperté y vi al sirviente cerrando la puerta tras de sí. Él siempre tuvo un aspecto aterrador. Al lado mío, en la mesa de luz, había un desayuno completo. El reloj marcaba las nueve en punto. Comí el desayuno y me levanté feliz. Di un par de vueltas por la casa, y me encontré con nuestro anfitrión. Le di las gracias por todo, y él me pidió que difundiera una noticia: “Dos de los huéspedes habían partido en la mañana. Tomaron el desayuno y se despidieron de él cordialmente.” No le vi mucho sentido a esta huida precipitada, aun así difundí la noticia sin hacer especulaciones ni alterar en lo más mínimo una palabra de lo que él me dijo.

Noté que los que se habían ido eran Wilbert y Roald. No sería muy extraño, debieron haberse asustado por lo de la noche pasada.

Ese día cenamos temprano. La comida fue aún mejor que la de ayer, una carne asada que no pude reconocer, pero que tenía un sabor realmente delicioso. Mientras comíamos, un hombre gordo, realmente robusto, y algo asqueroso, vino, y preguntó, orgulloso.

-¿Qué les parece la comida?

-Magnífica- Me apresuré a responder.

-Seré curioso ¿qué carne es? – preguntó uno de mis compañeros

-Un cocinero tiene sus secretos – Dijo con un tono alegre y algo provocador.

Reímos y terminamos felices la comida. Acto seguido fuimos a la cama.

Al día siguiente advertimos la falta de otros dos; se habían ido. Qué extraño, tienen al menos un día y medio de viaje a pie, y no entiendo qué los pudo haber incomodado. A pesar de todo, me mantuve sin escrúpulos sobre la solidaridad del viejo Henry René.

Pasaron unos días y muchos más desaparecieron. Los que quedábamos casi nos habíamos olvidado del colectivo y del viaje. La cena era siempre la misma, excepto por unas variaciones en la condimentación o la forma de cocinar la carne. Pese a la monotonía de la comida, nunca nos cansábamos de comer eso que seguramente no podríamos probar en otro lugar.

Con el tiempo, llegamos a ser ni más ni menos que seis de los treinta y cuatro que fuimos en un inicio. Esa misma noche, a altas horas de la madrugada, escuché un grito, que fue callado al instante, y varios golpes apagados. Desperté y fui a la habitación de la que provenían los sonidos. Abrí la puerta, y allí vi al gordo y amable cocinero despellejando a uno de mis compañeros. Mi terror fue tal que grité fuerte y corrí a esconderme a la habitación. Desde allí llamé a todos los otros. Llegaron al instante, les conté lo que vi, y ellos se rieron, creyendo que había hecho una broma, o un escándalo por una simple pesadilla o delirio mío. Entonces apareció el viejo en la puerta, formal como siempre, sonriéndonos macabramente.

-Bueno, las mentiras tienen patas cortas, dicen.- Nos dijo, acercándose. De atrás suyo, salió el cocinero.

-Esa carne tan deliciosa que ustedes siempre adoraron era la de sus compañeros. Ninguno se fue, aunque algunos se despidieron. Les cerramos la puerta. –Nos dijo el cocinero con una voz macabra, mientras se relamía los dedos manchados de sangre.

Arremetimos contra ellos y logramos tumbarlos.

Corrimos escaleras abajo hacia la puerta principal. Estaba cerrada con llave. Empezamos a golpearle sin dudas ni éxito. Mientras tanto, allá atrás, el cocinero bajaba con un cuchillo largo y afilado. Mis compañeros sabían su destino, y, a pesar de todo, opusieron resistencia. Se pararon frente a esa bestia gorda y fuerte que los tumbaba sin esfuerzo, mientras yo, con un fierro que había encontrado, intentaba romper una ventana. Cedió luego de unos pocos golpes y, cegado por el terror, salté y me fui corriendo de ese lugar. En la ruta logré encontrar un auto con una pareja. Me recogieron y me llevaron al pueblo. Durante el viaje, les conté mi desdichada experiencia. Ellos se rieron. Cuando me bajé, les agradecí y no intenté convencerlos de nada. Sólo me dirigí hacia la casa del amigo a quien quería visitar.

Le conté mi experiencia, y una mueca de terror le inundó el rostro.

-Por estos lares –me decía-, hay una leyenda muy conocida. Se dice que hace mucho tiempo había una gigante mansión, de la cual salían unas luces tan fuertes e intensas que se podían ver desde la carretera. En ella vivían tres hombres, los tres eran acordes a tu descripción. El dueño de la casa, Henry René Schwarzstein, gustaba de recibir invitados, especialmente viajeros extraviados.

Todos los que pasaron por allí dieron las mejores reseñas sobre ese lugar, y halagaron tanto a la hospitalidad del viejo, como a los platos que se servían allí. Principalmente una carne realmente exquisita. Ninguno de los tres, ni el sirviente, ni el cocinero, ni Henry, frecuentaban el pueblo.

Nuestra, en ese entonces pequeña aldea se hizo famosa gracias a él y su cocina. Nunca reveló la receta. Sin embargo, un día, la mansión se incendió –nadie sabe cómo- y se llevó consigo a los tres hombres que la habitaban. Eso pasó, si no me equivoco, hace ciento cincuenta años.

Desde hace un tiempo, muchas personas afirman haber visto las luces de la mansión a lo lejos. Muchos juran haber entrado y conocido a esos fantasmas. La mayoría dicen haber escapado gracias a tan sólo un tirón de suerte. Ellos afirman que cuando uno está allí, se olvida del resto del mundo y olvida también la posibilidad de irse. Quizá el miedo a esa mansión extraña es lo que provoca el poco tránsito en estas rutas –concluyó mi amigo.

Nunca volví a ese pueblo, pero siempre que viajo, recuerdo ese suceso tan extraño del que apenas logré salir vivo, y a veces creo ver un rostro decrépito, largo y delgado, espiándome por las ventanas del lugar donde me alojo.

Sobre esto:

Simplemente no sé si esté del todo bien logrado el desarrollo, y creo también que caí algo en el cliché.

Figuras

Mi familia siempre fue muy adinerada; por eso, cuando mis padres murieron, pude trasladarme sin problema a la casa de mi abuela. Estaba alejada de la ciudad, parecía una mansión; contaba con dos pisos y una enorme cantidad de habitaciones. Nunca fue de mi agrado, pero no había otra opción. Estaba peleado con la familia de mi madre.

La abuela me recibió bien, sesenta y cinco años y siempre me pareció una persona muy bondadosa. Ella era todo lo que me quedaba. Mis tíos estaban divididos por el mundo, y sólo conozco a uno. Dos están en París, pintores y escritores. De los otros no sé nada. Y yo simplemente acá. Alejado.

En la casa era difícil estar solo sin encerrarse en la habitación; las criadas iban de acá para allá, haciendo ruido y molestando, eso sí: Nunca robaron nada y siempre dejaron todo reluciente.

Mi abuela me dejó decidir en qué habitación instalarme. Había muchas y muy lujosas, pero yo elegí una bastante simple. Tenía una cama común y una cajonera muy extensa. Uno de los cajones no abría. Cuando le pregunté a mi abuela por qué, su cara se tornó misteriosa, y me dijo pausada y desconfiadamente “La cerré con llave, y la perdí”. Noté la expresión extraña en su rostro, pero no le di demasiada atención. Seguí con mis cosas.

Pasaron varios días y noté que mi abuela llevaba siempre consigo una llave.

-¿Por qué siempre llevas esa llave, abuela?- le pregunté.

-¡Oh! Es que últimamente ando olvidándome de las cosas. Y esta es la llave de la entrada principal. No debo perderla. – Me contestó con ese tono sereno tan característico de ella.

-¿Por qué no se la dejas a las criadas? Ellas pueden…

-¡No!- Me interrumpió de repente y con evidente mala fe- ¡oh!, no, querido. La necesito conmigo, si la tengo en la mano no la perderé –dijo, volviendo al tono de siempre.

No le contesté e hice mis tareas; tenía una maestra particular. Le pagábamos bien.

La vida se me tornaba cada vez más monótona, y; por ende, aburrida. Sin embargo, había algo en ese cajón que me llamaba. Sentía como si alguien ahí dentro pidiera por su liberación. A veces escuchaba unos sonidos dentro de él. Un día decidí preguntarle a mi abuela si había algo en ese cajón antes de que se perdiera la llave. Ella me contestó, tan tranquilamente, como siempre “No recuerdo, creo que no.” Desde ese día su actitud cambió. Empecé a verla menos; se mostró más grosera y perturbada. Un día la encontré rezando en su habitación, pedía que se vaya… ¿Quién debía irse?

Empecé a tener pesadillas. Soñaba con que abría el cajón y unas manos salían de él y me metían adentro; es un sueño estúpido e ilógico, el cajón no es grande, apenas entrarían las manos que estaban en mi sueño.

Las manos…

La sensación de que eso me llamaba se hizo muy fuerte. No soy alguien curioso, creo lo que me dicen; no me gusta husmear, no soy travieso tampoco, pero eso iba más allá.

Uno de los tantos días en que mi abuela se quedó dormida en el sillón, aproveché. Le quité las llaves de la mano y fui a mi habitación, rogando que no funcionara. Las metí sutilmente en la cerradura, y abrió. Dos manos amputadas rodeadas de arañas estaban allí. Apenas conservaban carne. Cerré el cajón y fingí no haber visto nada. Le devolví las llaves a mi abuela antes de que se despertara. A pesar de haber un funeral, y que haya una tumba allá en el cementerio, su cuerpo nunca salió de esta casa. Yo tenía una sensación de que no debía hacerlo… Estaba en el ático.

Pasaron un par de años. Mi abuela murió, y yo ya soy mayor de edad. He inspeccionado cada rincón de la casa en busca de algo, no sé qué. Aunque aún había un lugar al que no me había atrevido a entrar: la habitación de mi abuela. Ese cuarto era gigante, digno de una sala de estar. Al fondo había un armario que ocupaba toda la pared. De allí salía un olor a putrefacción que me es inefable. Arriba de la cama había una carta, que decía:

“Querido nieto

Lamento haber guardado secretos tan relevantes para toda la familia, pero hay una tradición entre nosotros, y quiero que la sigas. Con abrir el armario sabrás qué hay que hacer.”

Lo abrí, y allí estaban los cuerpos de mis padres, y de sus padres, y de los padres de sus padres. Toda una dinastía allí, en ese armario que se extendía a lo largo de toda la habitación. Al lado del cuerpo de mi abuelo, a la izquierda, había un hueco. Faltaba alguien. El nombre de mi abuela estaba anotado allí. Vi que las manos de mi padre no estaba, al igual que la de todos los hombres. Ahora entiendo por qué mis tíos se fueron. Tradición. Los primogénitos se quedan y son guardados en este armario. Aún hay espacio para cinco generaciones más. Todo me pareció incoherente, por lo que fui al ático, a ver el cuerpo que había encontrado años atrás, el de mi padre. Ya no estaba allí, en su lugar, había otra nota, se notaba que era la letra de mi abuela.

“Aquí, envuelto, debes dejar al cuerpo pudrirse, para que su alma se vaya tranquila, y no atormente esta casa. Yo no lo hice con tu abuelo, y desde entonces, en la ventana de mi habitación, una cara me observa, pálida y delgada, a veces se acerca y me pone en cara todos mis pecados. No cometas mi error. Deja mi cuerpo aquí tres años, y después deposítalo al lado de tu abuelo, quizá así te deje en paz.”

Ese es el deseo de mi abuela, y así pienso hacerlo… aunque han pasado tres meses desde el descubrimiento, y aún no tomo el valor de ir a buscar el cuerpo al cementerio.

Sobre esto

No sé si es un creepypasta ni si tiene la calidad suficiente como historia.

Tic-tac

Tic-tac, tic-tac. El tiempo nos muestra la vida. Tic-tac, tic-tac. También la muerte.

Tic-tac, tic-tac. Abrumado por aquel sonido; destruyéndome.

Tic-tac, tic-tac. Se aproxima la hora.

Tic-tac, tic-tac. El arma blanca ya saborea la sangre.

Tic-tac, tic-tac. ¿Por qué me has obligado?

Tic-tac, tic-tac. Estoy listo. Me aferro al arma blanca.

Tic-tac, tic-tac. Dolor carmín mancha el suelo.

Tic-tac, tic-tac. El sonido no cesa.

Tic-tac, tic-tac. Remordimiento.

Tic-tac, tic-tac. El dolor carmín brota de mí.

Tic-tac, tic-tac. Muero.

Tic-tac, tic-tac. El tiempo y el ruido no se detienen.

Tic-tac, tic-tac. No soy necesario en este mundo.

Sobre esto

Pues mis principales dudas se deben a que no acostumbro escribir de esta forma (muy despriloja y misteriosa a propósito); no sé si tiene calidad suficiente.

Mairiam

Desperté con su dulce nombre haciendo eco en mi cabeza.

-Mairiam…- Dije, pensando en voz alta, evocando esa noche de hacía tan poco tiempo.

Me vestí y fui al trabajo.

Volví a mi casa, y, como un relámpago, su nombre regresó a mí. Las imágenes lúcidas de esa noche.

-Mairiam…- Y mi sonrisa se hizo aún mayor. Fui a mi cuarto, y su ropa aún estaba allí; tirada.

-Mairiam…- No limpié ni ordené mi habitación desde ese día. Era perfecta tal como estaba: las ropas desparramadas; el olor fétido, las sábanas blancas; la ventana cerrada con cortina y el sol que no ve mi cuarto desde su visita.

-Mairiam… te he esperado una semana ¿dónde estás?- Y mi sonrisa creció aún más, evocando esa noche. Pegoteándonos. Viviéndonos. Sintiéndonos. ¡Amarrándonos el uno al otro! ¡Mordiéndonos con tal fervor! Con tal pasión…

-Mairiam…-

Tiemblo.

-Mairiam…-

Sudo.

-Mairiam…-

Recuerdo.

-Mairiam… ¿cómo olvidar tu visita, Mairiam?- Mi habitación hecha un desastre.-¿Cómo olvidarte, con estas marcas en el cuello, y rasguños en todo mi cuerpo?- Las sábanas, blancas y rojas. Multicolores. Manchadas, fétidas, con olor impregnado a mujer, a mujer podrida ¡a Mairiam pudriéndose ahí abajo!

-Mairiam… niñata desagradecida- Las sogas con las que te amarré aún están en mi cama-

-Mairiam… destello de luz en una vida monótona – mi cama tiene un secreto bajo ella.

-Mairiam… destello rojo, niñata desagradecida ¡destello rojo!- Las sábanas blancas y rojas ¡impuras, fétidas.

-Mairiam… amor sin sentido –ningún sentido. Se pudre en mi habitación.

Mairiam… dolor inconmensurable. –Sábanas multicolor. Eterno hedor. Putrefacta abajo de mi cama.

-Mairiam… lo siento.- Mi sangre unida a la tuya, manchando las sábanas antaño blancas. Mi cadáver arriba de tu cadáver. Separados por un colchón.

-Mairiam… te amo.- Habitación fría. Helada. Muerta.

Sobre esto

Primero quiero decir que la redacción extraña y la repitencia de nombres fueron hechas a propósito.

No sé si llega a la calidad mínima; ese es mi gran escrúpulo.

Tango

El agudo sonido de un violín estremecía la mente de una muchacha decidida a bailar. Sus largos pasos la transportaban a todo rincón del vacío teatro. El polvo volaba por los remolinos que ella causaba con su movimiento, y el seductor violín excitaba a la joven.

Pronto apareció una figura de la penumbra, y, de la misma penumbra, toda una orquesta se alzó ante ellos. Bailaron un tango, y la muchacha, como poseída, cayó a los brazos del bailarín, quien la manipuló con tal habilidad que la hizo parecer una profesional.

Ella estaba aterrorizada por los ojos furtivos que notaba en los músicos. Ocultos en la negrura de las esquinas del teatro, sus ojos eran como los de un cuervo, un cuervo que la miraba, casi extasiados por la belleza de tal jovencita.

Entonces la joven, confundida, observó al hombre que lo había sacado a bailar. Gigante fue su sorpresa al notar la cara de Gardel en esa figura que hasta recién era mera oscuridad. La muchacha se sonrojó y bajó la cabeza. De pronto sintió que ya nada la tocaba; y que la música había parado.

Sólo un violín solitario volvía a oírse, y ella retornó a su práctica monótona, pero lo hizo feliz; Gardel la había motivado a no abandonar el tango.

Sobre esto

No sé si es una creepypasta; lo puse acá por el simple hecho de la intervención de fantasmas (Gardel, y una orquesta que se desvaneció de la nada), a pesar de eso, no sé si la calidad es suficiente.

Poema sin nombre

En la frialdad del pasto nupcial

se alzaba, como era común,

una multitud, extensa e intrascendente

de carne animada

esperando una rosa

que viste un vestido blanco

y largo.

Mas sólo hubo

un conjunto

de putrefacción

y muerte;

y un vestido

rosa

y una novia

mortecina

de carne inanimada.

Sobre el poema

¿Es bueno? ¿Se considera creepypasta? Ésa es la cuestión.

Sin nombre

Ahí estaba la botella de Coca-cola, destapada, vacía… y aún quedaba la mitad del fernet. La borrachera no lo había consolado, claro que no, sólo lo hacía delirar más y más.

-¿Por qué?- Dijo, con la voz rota, alargando la mano para alcanzar la botella. Estaba dispuesto a tomarlo, puro, puro y sin hielo. Veía en ese líquido amargo y espeso el vacío, el olvido, y lo ingería sin muecas de asco ni escrúpulos.

Acariciaba la botella como si se tratase de ella, y con intenciones particularmente inocentes.

-¿Por qué?- Decía lentamente y con dificultad, mientras golpeaba con su puño la mesa inamovible. Pretendía romperla, y así creería terminado su dolor.

-¿Por qué?- Repetía, casi llorando, mientras se llevaba la botella a la boca. Estaba tomando el néctar del olvido, pero no hacía efecto. Claro que no.

-¡¿Por qué?!- Gritó, y la botella se deslizó de sus manos, y cayó, rompiéndose, en el piso. Ya no había más.

Se levantó y fue a su habitación sin preocuparse por los cristales clavados en sus sangrantes pies.

Se acostó en su cama, junto a su amada, y la besó, mientras le imploraba perdón por, la noche anterior, haberse descontrolado y haberla matado.

Sobre… esto

No sé si alcanza la calidad mínima.

Final

Esto es todo por ahora, bastante más de lo que pensaba xD

Iré actualizando el blog agregándole cosas hasta que explote, o se me acabe la imaginación:v (?)

Espero que les haya gustado, y si leyeron todas las “creepys” y poemas, te ganaste un huevo kinder de esos que están muy caros últimamente (?). Okno (?. Gracias y espero que les haya gustado, recuerden dejarme un comentario si quieren que suba alguno de estos, o si quieren que siga algunas de las inconclusas y bueno, también agradecería que me marquen los errores que tuve, ya que la mayoría de estas creepys/comienzos/inconclusidades no han sido revisadas, (Como ya había dicho antes) simplemente las escribí:v.

Ahora sí, espero que les haya gustado, si quieren hablar conmigo búsquenme en el chat o déjenme un mensaje en mi muro:v.

Saludos. CREPY YO. “No soy tu solución pero sí un mejor disfraz” (discusión) 18:14 6 nov 2015 (UTC)

— Via Creepypastas

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