Amor obsesivo

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

—Señorita Valery, acompáñeme.

Estaba muy nerviosa, era nueva en la escuela. No sabía quién me iba a caer bien y quién mal. La directora terminó de avisarle al profesor que había una nueva alumna.

—Pase, por favor.

Al entrar vi a gente que me miraba, algunos con miradas extrañadas, otros con miradas pasivas. Estaba muy nerviosa hasta que lo vi a él, un chico cabello largo color oscuro, ojos hermosos, profundos, con un tono de azul y gris, unos labios hermosos los cuales una podía besar sin parar.

—Bienvenida Valery, toma un lugar desocupado, así empezamos las clases.

Busqué un lugar que estuviera cerca de él, encontré algo mejor, un lugar vacío estaba junto a él.

—¿Me puedo sentar aquí? —Le pregunté.

Me miró sin demostrar una emoción que podría deducir, él no dijo nada pero asentía con su cabeza, empezó a acomodarse para que yo me pudiera sentar.

Todo el tiempo en clases, prestaba atención pero no podía dejar de mirarlo, trataba de ser discreta.

El timbre sonó, era hora de irse.

Decepcionada viendo como él guardaba sus cosas me dispuse igual a hacer lo mismo, mientras lo hacía, mi estuche se cayó dejando mis cosas regadas en el suelo, me molesté y las recogí, lo vi a ėl de nuevo, pero me ayudaba a recoger mis cosas. Luego con su mano tomó la mía y me ayudaba a levantarme poco a poco mientas me daba mis cosas.

—Gra… Gracias —Tartamudeé un poco y me sentí apenada de mi forma de agradecerle.

Pero vi su sonrisa formarse.

—No hay de qué, Valery, por cierto, mi nombre es Alex.

Desde entonces empezó la amistad. Pasaron los meses y mis ojos cambiaron mi forma de verlo. Era un chico tranquilo, amable, solidario y muy popular. Pero en todos estos meses amigo ya no era, y un “te quiero” me quedaba chico, simplemente, me enamoraba más cada segundo que pasaba, y era tan grande el amor que sentía, que un día charlando en el patio de la escuela se me escapó un suspiro mientras miraba sus ojos hermosos y no pude más, cuando me miró me abalancé hacia él y sus labios chocaron con los míos, cuatro segundos fue lo que duró. No me respondió al beso simplemente al dejar sus deliciosos labios, su rostro estaba lleno de confusión y sus ojos se fijaron en los míos.

—Creo que fue un terrible error, ahora debe estar enfadado conmigo —Pensé.

No había nada que decir, sólo le ofrecí una disculpa, tomé mis cosas y me quise ir, pero tomó mi mano deteniéndome mientras de levantaba, se acercaba de seguro para saber el por qué de mi beso, pero me equivoqué, al voltearme él me besó, esta vez mis labios chocaron con los suyos y, esta vez duró más de cuatro segundos. Al separarme de sus dulces labios, me sonrió mientras me acariciaba el rostro y tocaba mi mano, supe al momento que ya no éramos amigos, ya no necesitaba nada más, su presencia, sus abrazos y sus labios era lo único que necesitaba, ya todo era perfecto, mi familia era tan sólo una pantalla que no se interesaba en mí, los amigos que hice en la escuela ya no les ponía mucha atención. ¿Ya para qué? si mi amor con Alex y su amor hacia mí es lo que se necesita ahora, aunque un día, no fue así nunca más. Habíamos discutido fuertemente una tarde, ya que era muy celosa y más con sus amistades, era cosa que no entendía bien, ¿Para qué necesita amigos si conmigo era más que suficiente? Bueno es en lo que yo me basaba. Pasaba el tiempo y la discusión empeoraba, al punto que era una pelea de gritos donde terminó cuando sin razón yo lo abofeteé. ¿Qué hice? Me acerqué preocupada hacia él queriéndome disculparme, mirarlo a los ojos, pero él me rechazaba, vi su ojo izquierdo soltar una lágrima, luego su mirada se fue hacia mí, noté la decepción y la tristeza que anunciaba sus ojos, queriendo disculparme y casi llorando me acercaba para disculparme pero él me alejaba, pero lo que fue que mi mundo se derrumbo fue lo que me dijo:

—Se acabó.

—¿Cómo? —Dije.

Empecé a llorar mientras él se alejaba, trataba de impedírselo pero él se forzaba, me alejaba cada vez más bruscamente hasta que me tropecé y caí al suelo, lo vi salir y cerrar la puerta, me arrodilé y empecé a llorar. Estoy sola, ha pasado un mes desde esto y me siento terrible, lo llamaba más de diez veces al día, ya no está en mi horario de escuela, mientras eso pasaba, no dejaba que nadie ni siquiera mis amigas se sentaran en el lugar que ocupó mi amor, todos esos días sin él no era lógico salir, ni siquiera vivir. Ni siquiera las fotos que tengo de él pegadas en mi pared son suficientes para llenar el vacío que tengo, ni siquiera romper mi espejo es suficiente para calmar el enojo y culpa de haberlo abofeteado, ni siquiera cortarme mis antebrazos con una navaja es suficiente para calmar el dolor. Una de mis amigas me visita cada día, ella sabe qué siento, me alegraba cuando ella intentaba hacerme sentir feliz, pero ella sabe que lo único que cambiaría mi dolor es estar de nuevo con él.

Pero un día, cuando mi amiga vino nuevamente a verme, me invitó a una fiesta, casi todos mis amigos irían, yo no quería ir, pero ella insistió tanto que me convenció. Me bañé, me puse la mejor ropa que tenía, fui a la fiesta.

Llegamos al lugar de la fiesta, muchas personas estaban allí, la mayoría compañeros y amigos del colegio, mis amigos al verme empezaron a hablarme sobre mi gran ausencia, yo les seguía la charla, pero claro no quería hablar con nadie, de vez en cuando iba a la pista para bailar con mis amigas tratando de al menos divertirme un poco y convivir con mis amigas, pero ya todo cambió cuando lo vi de nuevo a él, mientras estaba sentada, miraba a todos en la fiesta y lo vi a él, apoyado contra la pared hablando con sus amigos, al verlo mi corazón se aceleró y mi cuerpo extrañamente se relajó, no lo paraba de ver pero al verme, su sonrisa se apagó, acto seguido se fue a un patio que había en la parte trasera del edificio, esperé un minuto completo y le dije a mi amiga que me iba a tomar aire y ella asintió, al salir lo vi apoyado en un árbol, quería sorprenderlo y me escondí en la oscuridad estaba cerca de hacerlo pero paré cuando vi a una chica yendo hacia él, me enfurecí cuando ella lo besó, él sonrió, mis ojos empezaron a humedecerse, salí corriendo de ahí tropezándome con la gente de la fiesta, no dejé de correr cuando salí del salón, corrí y corrí con la lluvia mojándome, al llegar al parque caí en el pasto húmedo y frío y no me levanté, me recosté y lloré como ninguna persona lloraría, lloré un largo tiempo, luego recosté mirando una foto de Alex y yo cuando éramos felices, aún sentía el frío que sentía en mi cuerpo y sobre todo en mis piernas, ya nada me importaba, nada de la vida, escuché una voz, la cual jamás saldría de mi corazón, levanté mi cabeza para ver mejor, y era Alex con esa chica, al parecer se estaban despidiendo, vi a esa chica besar a mi Alex, me llené de furia y odio, ella no me lo va a quitar, me levanté del pasto frío y con sigilo caminaba hacia ella, mientras que tomaba una roca, me acercaba más deprisa haciendo ruido con mi pisadas, ella giró para verme y luego golpeé su cara con la piedra, ella cayó y yo me abalancé hacia ella golpeándola con furia, no me lo vas a quitar, Alex es mío. Me detuve cuando una gran cantidad de sangre estaba fregado por el suelo, la maté, no sentía su pulso, satisfecha me levanté. Me deshice del cuerpo arrojándolo al río, no me importaría si la encuentran, total está muerta, sólo me faltaba una cosa por hacer.

Caminé mucho para llegar a casa de Alex, toqué la puerta, sin respuesta, la toqué de nuevo pero con mucha fuerza, Alex abrió la puerta, me abalancé a sus labios besándolo, él me apartó.

—¿Qué pasa?¿No quieres que seamos felices de nuevo?

Le preguntaba con tristeza, las respuestas que recibía es que él ya no quería nada de mí.

—¿No ves que te amo, Alex?¿No ves que no soy nada sin ti?

Implorando de rodillas, luchaba por una reconciliación o algo pero sin éxito.

—Está bien. Si ya no quieres estar conmigo, entonces no hay razón de seguir viva.

Se lo dije con furia mientras corría hasta la cocina, al llegar tomé un cuchillo y lo coloqué en mi cuello, donde se encontraban las venas importantes.

Alex al verme, empezó a caminar hacia mí muy despacio, mientras alzaba sus manos.

—Por favor, Valery, suelta el cuchillo.

—Ya es tarde, yo me enamoré de ti la primera vez que te vi. Te empecé a amar cuando te di el beso y tu me correspondiste desde ese momento, soy celosa porque tenía miedo de perderte, no quería que nadie se interpusiera entre nosotros, yo quería algún día casarme contigo y despertar todas las mañanas mirando tu rostro, quería criar a mi bebé contigo, quería morir a tu lado.

Dije cada palabra con voz entre cortada por aguantar mi llanto quería una respuesta a todos mis problemas. Pero sólo vi sus brazos caer y su cabeza ocultándola. Era todo, estaba a punto de cortarme pero él me lo impidió sujetando mi brazo y trayéndome hacia él. Yo no quería ya nada, sólo deseaba matarme, trataba de alejarlo de mí pero caímos los dos al piso, su cuerpo amortiguó mi caída pero algo estaba muy mal, miré mi mano y estaba ensangrentada, me incorporé para sólo ver a Alex y el cuchillo internado en un costado donde estaba el pulmón izquierdo.

—No, por favor no.

Me alarmé, no sabía qué hacer, no supe a quién llamar, vi su rostro de dolor y sufriendo, mientras una gran cantidad de sangre se acumulaba en el cuchillo enterrado me maldecía profundamente, me negaba a no creer lo que hice. Alex estaba al borde de entrar en estado de shock, trataba de hablarle, tocaba su rostro e intentaba que se fijara en mi mirada, pero ya no, él murió en mis manos. Di un grito de dolor y lloré largamente acurrucándome en su cuerpo, ya nada entraba en mi mente mi mirada se perdía entre un punto de la casa mientras aún estaba acostada al lado del cuerpo de Alex, al poco rato vi en un estante un arma de fuego dentro de una caja de cristal, fui hacia ahí, rompí el cristal haciendo caer el arma y un cartucho, había visto cómo recargan un arma y de cómo accionarla, nuevamente fui hacia el cuerpo inmóvil de Alex, me arrodillé y quité el cuchillo enterrado, no sentía nada de emoción y mis lágrimas se vaciaron por completo, besé por última vez sus ahora fríos labios, me recosté con él, con el arma cargada y lista y luego me la puse en mi cabeza, como dije, no puedo vivir si mi gran amor no está conmigo, y menos si yo lo maté.

(Sonido de disparo)

— Via Creepypastas

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