Algo muy antiguo
En los canales de la prehistoria, detrás del velo de la larga oscuridad antes de la palabra escrita, hay cosas secretas que harían fría la sangre de un hombre. Sombras en la noche, pesadillas en los árboles. Sabemos por el registro fósil que el mundo era un lugar muy diferente, que los grandes animales vagaban por las llanuras y los bosques, que la forma misma de la tierra cambió mucho antes de nuestro tiempo, pero lo que no sabemos es lo que realmente puede lastimarnos.
Mi nombre es Dr. William Shepherd. Recibí un doctorado en Arqueología de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, donde aprendí mucho de lo que sé sobre los primeros años de la humanidad en esta Tierra. Durante más de cuarenta años, viajé por el mundo, excavando pistas y estudiando el pasado antiguo.
Mi verdadero interés estaba en las islas del mar Egeo, pero a menudo, me encontré obligado a estudiar la historia egipcia porque era donde estaba el dinero. La gente está más interesada en las momias, en los faraones, y en las pirámides, al parecer, que en la historia de las islas griegas, por lo que es donde la financiación fue, y tuve que seguirla.
Mirando hacia atrás en mi vida, yo diría que probablemente podría haber sido mejor gastado. Yo tenía una esposa en mi juventud, pero nunca creamos una familia, y ella murió en un accidente de coche después de que pasamos un poco más de un año juntos. Fue una colisión desagradable. Dos semirremolques traseros terminaron uno al otro, y su pequeño coche fue aplastado entre ellos. Después de eso, pasé más y más tiempo en mi trabajo hasta que casi se convirtió en mi vida. Me parecía importante y fascinante, pero todos me decían que me iba a matar. En cierto modo, supongo que tenían razón.
Mientras escribo esto, estoy sentado en mi habitación a bordo de un buque de carga llamado los EE.UU. Douglas Southampton. Tengo la puerta cerrada firmemente, e incluso he intentado usar mi cama y colchón como una barricada, pero no creo que tampoco tendrán ninguna posibilidad si la cosa de este barco advierte que estoy aquí. No sé si soy el único sobreviviente, pero si hay otros, entonces probablemente estén encerrados como yo. Todos estamos muertos en el agua, y sólo va a ser cuestión de tiempo antes de que nos encontremos con nuestro fin.
Ojalá nunca hubiera traído ese horror a la luz y lo hubiera llevado a bordo de esta nave, pero ¿Cómo iba a saber que era algo que llevaba mucho tiempo muerto? Era algo muy viejo; Mi equipo y yo lo desenterramos de menos de nueve mil años de estratos en el desolado desierto del Sahara. Pensamos que habíamos encontrado algo grande. Algo importante.
Estaba en una caza de tumbas bastante rutinaria en Egipto cuando lo desenterré, viajando junto con un equipo del Colegio Ithaca de Nueva York. Realmente no esperábamos encontrar nada en absoluto, excepto quizás unos cuantos lugares enterrados vacíos y catacumbas llenas de aire tapado y arena soplada por el viento. Eso habría sido suficiente para asegurar al grupo un lugar en National Geographic Magazine, para ganar un poco de palabra impresa para el colegio Ithaca, y para asegurarnos de que habría fondos para el departamento de arqueología el próximo año, que era todo lo que estábamos realmente apuntando.
Cuando escuchamos a los lugareños hablando de un sepulcro aislado a varios kilómetros al sur de un pueblo solitario llamado Al Russar, tuvimos una discusión y decidimos que valdría la pena una breve partida de nuestra ruta planeada para investigar la supuesta tumba antigua. Viajamos hacia el sur, dejando el camino batido e ir durante unas cuatro horas a través de las arenas calientes a pie. Se suponía que la tumba estaba debajo de un lugar que la gente en la región llamó “el castillo”; Un afloramiento de roca volcánica sobresaliendo por encima de las altas y movedizas dunas. Encontramos el castillo en el todavía crepúsculo de la tarde, destacándose como los dientes oscuros de algún dragón largo y muerto.
Se tomó la decisión de comenzar la excavación por la mañana, cuando teníamos algo de luz, así que acampamos bajo la cara vertical. Un estudiante de la universidad que estaba con nosotros como parte de su clase de arqueología me dijo que creía ver algo caminando por las dunas en la distancia cerca del anochecer. El desierto puede jugar trucos en la mente.
A la luz temprana de la mañana, comenzamos nuestra excavación, pasando por la arena donde era más superficial, frente a la cara de barlovento del acantilado ígneo. Probablemente nos habríamos rendido después de golpear suciedad más vieja, si no hubiéramos encontrado algunas marcas interesantes en la roca; Interesante y preocupante. Había jeroglíficos, advirtiendo de una maldición, luego de aguafuertes más antiguos y primitivos, y finalmente de lo que parecían las pinturas rupestres encontradas en Europa. Eran los más extraños de todos.
Era extraño pensar que, en su día, el desierto había sido una exuberante y próspera Savannah, pero se mostraba claramente en los paisajes que los antiguos habían dibujado. Por supuesto, lo que más destacaba eran las imágenes de lo que parecían personas, sus ojos desaparecidos, su piel quemada como un fuego, y sus cadáveres cuerpos vagando a tientas por los pastizales como cadáveres vivos.
Algunos de los estudiantes, creo, estaban ansiosos, así que les dije que no era infrecuente que las civilizaciones antiguas dejaran advertencias de maldiciones para protegerse de los posibles invasores de tumba. Las pinturas probablemente mostraron las consecuencias de un intento de robar tesoros de un sepulcro subterráneo. Sin embargo, no había manera de que yo pudiera explicar la edad de algunas de las pinturas más antiguas, o la prevalencia de las advertencias a través de las edades. Las advertencias de destinos tan horribles que yo mismo tenía que preguntarme lo que estaban destinados a proteger.
Finalmente encontramos lo que estábamos buscando en un asombroso lodazal de tierra, escondido bajo milenios de tiempo y suciedad. Allí encontramos la tumba; Una reliquia y un fantasma de un tiempo antes de tiempo. No fue tallada y construida piedra caliza y roca. Más bien, era como una cueva, apenas excavada en el barro. No había ningún tesoro material en ese lugar antiguo, pero había algo que sabíamos inmediatamente que era el mayor tesoro jamás encontrado en la historia de la humanidad.
¿Cómo debo describir nuestro descubrimiento? ¿Nuestro cazador? Tenía la forma general de un hombre, aunque era significativamente más grande. Casi nueve pies de alto, tenía una mandíbula deformada, polvosa y cenicienta, y unos dientes de pala ampliamente espaciados que sobresalían de sus encías que se desmoronaban. Sus brazos eran largos y delgados, con seis dedos en el extremo de cada mano, y sus dos piernas principales eran anchas y un poderoso, con un tercero arrastrando detrás de ellos que era tan diminuto que podría haber sido una cola.
Lo llevamos con nosotros, ansiosos de compartirlo con el mundo, pero no hasta que volvimos al puerto de Nueva York. Egipto tiene leyes sobre el transporte de antigüedades raras, lo que nos habría hecho difícil llevar nuestra búsqueda a los Estados Unidos. Lo pusimos en cajas con una cerámica que más tarde excavamos en el Valle de los Reyes, y guardamos lejos posiblemente el hallazgo más importante en la historia humana en la bodega de carga del Douglas Southampton.
Durante dos días, nuestro barco navegó pacíficamente por el Mediterráneo y luego por el Atlántico Norte, hasta que, al tercer día de nuestro viaje a casa, las cosas salieron mal.
Verás, de alguna manera, la criatura que encontramos estaba todavía viva. Después de miles de años de latencia, un tiempo durante el cual la civilización humana surgió de la humildad de la prehistoria y de la dominación sobre la Tierra, esa vieja pesadilla aún estaba viva.
Creo que quería esperar hasta llegar a algún lugar con más gente. En algún lugar que le permitiría alimentar su insaciable apetito por sufrir un poco más plenamente. Sin embargo, no podía contenerse. Sólo tenía que tener una comida, y una vez que comenzó, no había manera de que pudiera parar.
El capitán nos dijo que nos alojáramos en nuestras habitaciones y cerramos las puertas, que teníamos a alguien a bordo que estaba atacando a los miembros de la tripulación. Lo supe, sin embargo. Inmediatamente, supe que el horror que había traído a bordo lo estaba haciendo, incluso antes de que oí a todo el mundo gritando sobre un monstruo en los pasillos.
Lo peor de todo fue el grito. Podía oír a la gente cruzar el barco cuando esa cosa los atrapó. Había cosas que no puedo imprimir aquí. Cosas demasiado horribles incluso para imaginar.
Quien encuentre esto, estoy seguro de que encontrarás a esa criatura también. Será inactivo, pero no dejes que te engañe. No la toques. No te acerques a ella. Déjelo aquí y ponga esta nave en el fondo del mar junto con ella.
Sé que me va a encontrar. Es inevitable. Mi único consuelo es que podré volver a ver a mi esposa pronto…
—C.S.B.
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