Calle sin salida

Allá afuera
Allá afuera

La policía no me cree, ni los psicólogos, ni siquiera me creen mis propios padres, pero… Lo que ocurrió aquel día, no fue una ilusión ni nada por el estilo…

Vivo en el norte de Estados Unidos, en un pequeño pueblo cerca de Houston, Texas, este pueblo es conocido por su mala fama de ser siniestro por las cosas que han pasado aquí a lo largo de los años. Mis amigos Michael, Carl y Benjamín, pasamos una calurosa tarde de verano con el viejo Billy, un anciano y vecino de Carl. Nos quedabámos siempre hasta la hora de comer charlando con él, pero ese día, fue una charla un tanto especial cuando empezó a hablarnos de los horrores que habían tenido lugar en la Calle Suite, que para curiosidad, estaba tres calles más abajo de la mía. Al escuchar sus aterradoras historias, decidimos por simple y tonta curiosidad ir a ver si era cierto si esa calle era tan siniestra y eso sería después de cenar con nuestras familias, exactamente a las 11:00 PM. Dada la hora de la quedada, los cuatro nos fuimos rumbo a esta solitaria y siniestra calle…

Al llegar allí, nos adentramos en un camino cubierto de oscuridad ya que la calle estaba rodeada de casas que tapaban casi por completo la luz que venía del resto del pueblo. Puertas gravemente dañadas, ventanas con arañazos y algo que nos impactó bastante… una pared en la que permanecía un mensaje pintado con sangre: “La salida es la única forma de evadir la desgracia”.

Seguimos avanzando y la oscuridad se hizo por completo, se nos olvidó coger las linternas, por lo tanto no nos quedó más remedio que ver a través del fotón (flash) de la cámara de nuestro dispositivo móvil. Más adelante aún, nos encontramos una pared de ladrillo que bloqueaba la salida, cuando nos desinteresó la idea de seguir allí porque era algo aburrido, una voz a lo lejos nos dijo:

  • Corran niños, corran… La salida se cierra. – y esto lo dijo tras lanzar una escalofriante carcajada.

Benjamin, iluminó la parte de atrás de la calle y de repente, está se alargó hasta por lo menos alargarse 50 metros más de lo larga que ya resultaba ser de por sí. Corrimos asustados, sin mirar hacia atrás, vimos a lo lejos que una sombra de una persona cerraba una valla donde se situaba la salida de la calle, y dijo:

-Esta noche, es hora de que las almas muertas se alimenten de vuestra inocencia . (Dijo la sombra del hombre misterioso)

De repente, nos dimos cuenta que faltaba Michael, nos dimos la vuelta y… Estaba tendido en el suelo con un corte muy profundo en el cuello en el que había encajada una nota en la que ponía: “La primera víctima ha caído, ahora el siguiente…”

No era un ruido chillante, sino las voces y alaridos que soltabámos mientras corríamos muy asustados. Nos paramos completamente paralizados del susto al ver que en el escalón de una de las casa, había sentado un mendigo pidiendo limosna. El viejo Billy nos contó que en la década de los 50, en esa calle vivían muchísimos delincuentes, pero sobre todo destacaban tres asesinos en serie, sus nombres eran: Johnny Curtis (contrabandísta), Edward Grey (mendigo) y Stuart Ralph (soldado del ejército norte americano). Decía que Johnny Curtis, mató a un bebé de 4 meses de vida abriéndole el cuello, pero también nos contó que Edward Grey asesinó a una mujer de mediana edad…

  • Señor… ¿Sabe dónde podemos encontrar la salida? -dijo Benjamín.

  • Deposita en mi sombrero un dolar y te diré donde se encuentra, chico (Dijo Edward, el mendigo)

  • ¡No lo hagas Benjamin eso no es…! (Grité descaradamente)

Y lo que en la oscuridad parecía un sombrero, nadie se habría percatado de que era una sierra mecánica colocada en posición horizontal… Benjamin fue amputado de un brazo, y mientras veíamos totalmente paralizados como se desangraba, también veíamos como el mendigo se levantó con la sierra mecánica y se dirigió hacia nosotros corriendo, totalmente aterrados corrimos como nunca antes lo habíamos hecho y en el momento que menos nos lo esperábamos, los pasos del mendigo se frenaron frenéticamente, y con el mínimo alcance de vista que teníamos con el celular, vimos que una silueta aterradora se estaba comiendo los intestinos de Edward Grey y que vestía un… pero en ese momento, nos pasaría algo que nos daría incluso un verdadero ataque de ansiedad, la batería del móvil se había acabado por completo, solo teníamos el reflejo de la luna, solo podíamos ver algo de la calle, pero ya no se veían ni las casas ni nada más, sólo la calle y la valla del fondo, de la salida que se veía ya a unos 300 metros de longitud.

Seguimos corriendo, y Carl por el agotamiento, terminó cayéndose al suelo, no me dí cuenta al principio y avancé, pero cuando vi sus manos en el suelo y dio un gritó de dolor, retrocedí, para ver si podía curar su herida, la cogí de las manos y… Me quedé con ellas, literalmente, sus tendones aún se veían frescos y aún conectados a sus brazos, rápidamente lo solté, miré a mi alrededor y encontré un mechero, iluminé su cuerpo, antes de eso me percaté de que ya no gritaba de dolor, y cuando volví para iluminar su cuerpo… Sus brazos, sus piernas e incluso su cabeza habían sido cortada secamente, entonces escuché unos pasos que se acercaban detrás de mí, lo iluminé rápidamente y vi… Al viejo Billy con una hoz en la mano, su típico parche en el ojo izquierdo y vestido con un uniformé característico de la Segunda Guerra Mundial del bando de Norte Ámerica, ahora lo entendía todo, nos contó esas historias para que accediéramos a esta calle, le dí una patada en el abdomen, corrí y corrí y cuando ya estaba a punto de llegar, intervino la figura de Johnny Curtis, el cual recitaba unas oraciones al demonio en las que decía: “Oh satanás, rey del mal, rey de la santidad, te entregué este alma nada más, pero no te preocupes, porque con otra voy a regresar…”

Se quedó en silenció y empezó a mirarme fijamente, avanzó hacia a mí y cuando lo creía todo perdido, cayó rotundamente al suelo con una hoz hincada en su cabeza, esto lo vi cuando pude iluminarlo mejor, detrás de él, se encontraba el viejo Billy, pero le eché valentía a la situación y en una intervención rápida, cogí la hoz y clavé su punta exactamente en su ojo izquierdo, gritando de dolor, le volví a clavar la hoz en el estómago, él se arrodilló a mis pies y di el golpe final, alcé la hoz como si quisiera tocar el cielo y la dejé caer en su cuello decapitándole su calva cabeza completamente…Para poner final, salté la valla rápidamente y salí al pueblo.

Es ahora, cuando me doy cuenta de que el viejo Billy lo único que hizo fue protegerme eliminando a los dos asesinos de la oscura calle, sin embargo, no pudo contarlo para poderle darle mis gracias, pero todos los 21 de octubre, a las 11:00 Pm, en la Calle Suite, se ven las almas de mis amigos y del viejo Billy, un hecho paranormal que prefiero quedármelo para mí para que no me tomen por loco…

— Via Creepypastas

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