Bosque Esmeralda

El Puente Negro
El Puente Negro

En una ciudad humilde con habitantes simples, una chica escuchó un rumor sobre un bello bosque; allí existían distintos tipos de animales muy diferentes a los que todos conocían, se decía que tenían una gran fuerza, características y habilidades únicas.

Ella un día decidió ir a ese bosque. Tardó alrededor de dos meses en encontrarlo y, cuando finalmente logró llegar, se adentró en él. Lo único que deseaba era poder salir sin ningún tipo de inconveniente. Era medio día y estaba encantada con todo lo que veía: animales muy hermosos, tiernos y diferentes. En particular, tres de ellos llamaron su atención.

El primero fue un pequeño cachorro de color marrón, un marrón muy claro que contrastaba con su pequeña melena color crema rodeando su cuello, como la punta de la cola. Se encontró también con otro cachorro parecido, solo que éste era un poco más grande que el primero, su pelaje de rojo y naranja. Tenía un copete de pelo en la frente que parecía simular llamas. Su comportamiento era poco usual, pero parecía estar buscando algo.

El tercero salió de entre unos arbustos, su piel, totalmente negra, con extraños aros azules en distintas zonas, ojos totalmente rojos de pupilas negras: su mirada era muy penetrante. Ella lo veía cuando notó que se comunicaban entre sí. No había gruñidos o ladridos como cualquiera podría imaginar; más bien, decían una única palabra, entrecortada y en distintos tonos.

Pese a lo extraño del lugar,la chica decidió permanecer en él. Siguió apreciando a lo largo de las horas las criaturas y sus alrededores, maravillada y sumamente feliz. Todos los animales se aproximaban a ella sin temor e incluso jugueteaban. “Un sueño hecho realidad”, pensó. La noche llegó. Afortunadamente estaba preparada con una tienda de acampar. La armó, preparándose para dormir. Acomρañándola se encontraba el pequeño cachorro marrón que había visto anteriormente. Acomodó al animalen unas mantas,y coció unas sopas que llevaba y lascompartió con el cachorro. Después engarzó un collar pequeño, ya que pretendía llevar al pequeño canino a casa. Todo parecía ir viento en popa, pero la pesadilla la acechaba. -¿Y bien? ¿Estamos en el camino correcto?- preguntó Wolf.

Wolf era un chico de apariencia anormal: piel de color azul cielo, una cola, orejas y nariz de caballo, pelo negro con mechones blancos; llevaba cargando una gran mochila y usaba jeans negros con cadenas saliendo de las bolsas, guantes negros, chaketa negra y una camisa blanca con una cruz estilizada.

-Sí… estamos en el camino correcto- así respondió con voz irritada Ovi,otro joven con características similares, pero de piel negra esta vez, poseía rayas en el cuerpo y rostro de color azul rey, su pelo y cola eran negros con mechones azules como sus marcas, vestía una chaqueta negra con varios bolsillos, las mangas cortadas desde los hombros unos jeans negros rotos de las rodillas y cinturón de remaches con calaveras. Su camisa de color negro lucía un cráneo bordado en grande y frente a él un mapa puesto de cabeza

-¿Es en serio, Oviblion? ¡Admítelo! Estamos perdidos- exclamó Wolf.

-No, no lo estamos- decía fastidiado, sin dejar de darle vueltas al mapa-, yo sé…- giróel mapa de un lado y volteóla cabeza para ver a su compañero, unos pasos detrás de él-. Sé perfectamente en dónde estamos, ¡calla eso de perdidos!

-. . .

-Cuando eres necio, lo eres a más no poder- dijo Ovi los puños.Rápidamente enrollóel mapa y golpeóa su compañero en la cabeza-. ¡Cállate, Wolf! ¡Deja de molestarme!

-¡Ay, ay!- pronunció poniéndosede cuclillas, sujetándose la cabeza-. ¡Ah! ¡Mierda, Oviblion! ¡Duele!

-Eso es lo que te ganas por quejumbroso..- dijo-.¿Eh?- mirófijamente un camino perdido entre los árboles.

-¿Ocurre algo?- preguntó Wolf.

-Es extraño…

-¿De qué hablas?

-Raro es- escrutóalrededor dando media vuelta-, estamos en mitad de un bosque. Hay mariposas volando y animales tiernos- dijo, cerrando los ojos mientras pasa frente a ellos un cachorrito color naranja atigrado.

-Ajá, ¿y? No todos los bosques deben ser tétricos como esas basuras que te gusta leer, versados en sangre y muerte- le arranca el mapa de las manos y lo estudia-. Espero te hayas dado cuenta de que el mapa estaba al revés.

-Si lo que dices es cierto…- pronunció yendohacia una dirección.

-¿A dónde vas? ¡Ey! ¡Espera! ¡Vuelve!

-Si lo que dices es cierto, ¿por qué huelo tanta sangre?- entre árboles, y saltando arbustos corría, mientras la atmósfera se tornaba tétrica-. ¿¡Pero qué!?

-¡Ey!- exclamó Wolf deteniéndosea su lado, jadeante- Qué se supo… ¿Ah? ¿Qué te sucede?

-¿Q-qué pasó aquí?

Wolf notóque aquella región del bosque exhibía unos árboles secos yquemados, manchados de sangre, trozos de carne, piel y órganos sujetos a sus troncos.

-¿Quién hizo esto?- preguntó Oviblion.

Wolf distinguió,entre los arbustos, al pequeño cachorro color marrón. Trató de acercarse y tocarlo.

-¡Aléjate de él! ¡No lo toques!

-Vamos, Oviblion, es tan tierno.

-¡No! ¡Esa cosa apesta a sangre!- dijo para darle unapatada que lanzólejos al cachorro.

-¡No tenías que hacerlo!

-Escucha, apestaba fuertemente.

-¿Y tú crees que no lo sé? ¡Está en un maldito bosque ensangrentado! ¡Cómo no apestará a sangre!

-No te cierres…

-¡Piérdete, idiota!- arrojóla mochila, dirigiéndose a donde el cachorro podría haber caído.

-¡Vuelve aquí!- observóel lugar en redor, suspenso-. Esto no me da buena espina- tomóla mochila y siguióa Wolf.

Tanto Wolf como Oviblion caminaban temerosos. A cada paso, la sangre aumentaba por doquier y todo se colmaba de oscuridad.

-¡Es mala idea, Wolf!

-Calla. Tú nos has guiado hasta aquí. Ahora es mi turno de escoger el camino.

-Y luego me reprochas que exagero, pero lo que haces nos costará la vida. Lo intuyo. ¿Eh? ¿Y ese olor?

-¿Qué te pasa?

-Lo encontré.

Apartando con la mano los arbustos teñidos de rojo, el corazón de Wolf se encogió de dolor. Lágrimas brotaron de sus ojos: el animalito no se movía, tendido, sin respirar, extático. Oviblion, en cambio, solo se sentía aterrado, esperando, y no lo hizo por mucho tiempo. Su amigo se le aventó encima, golpéandole arrebatadamente y llenándolo de insultos, pero Ovi permanecía fijo, barruntando los males que pesaban en el ambiente. Algo no iba bien.

Horas después, desahogada la cólera de Wolf, levantaron un campamento puesto que cerraba la noche. En un lugar abierto, aparentemente más tranquilo, donde la sangre rezumaba apenas, izaron la carpa, sintiendo siempre en sus corazones que eran vigilados delicadamente.

Recostados en el interior de sus respectivos carpas, se dispusieron a dormir. Pero no lograron conciliar el sueño: Oviblion preocupado y meditabundo, Wolf empuñando la linterna encendida, queriendo ahuyentar con el halo de luz lo que fuese que los acechara.

-Debes relajarte, Wolf. Piensa positivo, todo estará bien. Es solo un extraño y macabro bosque donde estás perdido con tu… ¡Perdido! ¡Perdidos!

Así se decía a sí mismo cuando el aparato empezó a fallar, emitiendo una luz parpadeante, y terminó por apagarse.

-Genial. Anda, enciéndete, maldita basura. Funciona pedazo de chatarra.

Lanzó furioso el artefacto, que al caer esparció un potente fulgor, y una mano afilada junto a la luz.

-¡Ey! ¡Qué tanto ruido armas!

Un fuerte y adolorido grito surgió de la tienda de Wolf. Rápidamente salió al aire libre. Sus ojos se arrasaron de llanto cuando comprobó que la tela se saturaba de un carmín intenso.

-¡Mierda, Wolf! Hermano, no…

-¡Ovi!- exclamó.

-¡Wolf!

-¡Oviblion!

Entrando inmediatamente a su tienda de acampar, se hizo con una linterna y tomó una navaja que guardó en su chaqueta. Luego echó a correr por el bosque ensangrentado. Oía su voz a lo lejos, y en ésta su nombre. Pero por mucho que se esforzaba, la voz sonaba más distante y mayor era su desesperación.

Nada consiguió, excepto convencerse de que lo había perdido definitivamente. Retornó al campamento, guiándose de su olfato, y no halló ninguna diferencia. Cuando levantó los destrozados pliegos de la carpa de su compañero, se encontró con su cuerpo herido de un surco profundo que recorría desde el estómago hasta la garganta, amén de una extremidad arrancada a vivo impulso.

No pudo contenerse más. Huyó de allí, arrojado por su tormento interno, con el alma hecha pedazos y lo sombrío de su subconsciente le enviaba susurros y recuerdos de su amigo. Mantenía en alto la navaja de hoja gruesa, y,aferrándola, se detuvo ante un arbusto que se mecía extrañamente donde el viento se ausentaba.

Una criatura de negro pelajo, marcado el rojo en las franjas de su lomo, mordía lo que parecíaun muslo amputado severamente. Descargó un tajo firme que solo hirió al animal, vertiendo los fluidos sanguinolentos de la cavidad practicada en su vientre.

En un arrebato histérico, Oviblion lo apuñaló múltiples veces, rematóndolo finalmente con un mandoble en el cráneo. Exhausto se recostó, con las lágrimas inundando sus ojos. Todo había acabado: el perro maldito estaba muerto.

Un ruido, un llamado… Reaccionó instantáneamente. Atrás, una chica cubierta de sangre a causa de las innumerables cortadas de su cuerpo frágil, y. junto a ella, de pie, Wolf, desnudo hasta el torso, revelando el tajo zigzagueante que empezaba en su pecho horadado y culminaba en su garganta. Inertes y en silencio. Habló ella y su voz retumbó espantosamente:

-Tú deberías…

-¿Qué?

-alejarte de aquí- completó Wolf la frase.

-¡Hermano mío! ¿¡Qué!?

Lanzando un alarido de horror, Ovi contempló sus rostros bajo la luz de la pálida luna.

-¡Huye!- gritó Wolf.

-¿Huir…?

Un sinnúmero de pisadas inminentes, sacudientes, pavorosas.

-Es demasiado tarde- pronunció ella, yse desvaneció.

-Te espero en el infierno, hermano- dijo con voz sombría para explotar en pedazos. Vísceras ensangrentadas se esparcieron por entre los troncos.

La mente de Ovi se quebrantó por el horror: frente a él aparecieron esas criaturas de ojos negros mortíferos y con sus colmillos agudos bañados en rojo. Observaron fijamente detrás de él. Algo jadeaba a su espalda: era el cachorro apuñalado, brotando la sangre de su cráneo, extático, de pie.

Oviblion volvió en sí, y se impulsó por entre los árboles, corriendo despavorido. Agotado al fin, cesó. Cuando levantó la mirada, no podía creerlo: ¡había vuelto al mismo lugar!

La pequeña criatura emitió un gruñido abriendo sus gigantescas fauces, creando una retorcida contradicción… Él había perdido la esperanza. Inclinó la cabeza, y cayó de rodillas, cerrando los ojos, ansiando que fuese rápido. El tiempo transcurrió. Sintió la calidez de la luz solar en el rostro. Entonces comprendió que el sol nacía entre las cumbres y el día se anunciaba brillante. En cuanto a la criatura, había retornado a su forma inocente y tierna. De una fuerte patada lo apartó de sí, eufórico.

¿Y si se trataba de un sueño? Por un momento, la locura de la noche, que aún lo agobiaba, le infundía esos pensamientos. Cuando llegó al campamento, solo encontró su tienda de campaña: no había rastros de lo que le pertenecía a Wolf, salvo la voz que oyó en el aire, como un rumor seco y borboteante:

“Oviblion, te salvaste por esta noche. El infierno ha perdido un alma condenada. Sal de este bosque demoníaco antes del anochecer, el bosque que maldice a todo ser viviente, o esperaré por ti como ayer y el infierno no dudará en reclamarte con todas sus fuerzas”…

— Via Creepypastas

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