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“Querido Muerto:”
Fueron las primeras palabras que leí al abrir una carta que había llegado a mi correspondencia, sin un destinatario ni un autor, todo estaba en blanco, así que me llamó tanto la atención que la abrí. La carta decía lo siguiente:
“Querido Muerto:
Lamento tanto haberlo hecho, pero mi gusto por la sangre fue tal que no pude aguantarlo.
Lamento tanto haberte hecho aquello, lamento tanto haber disfrutado cada una de tus entrañas y haberte devorado mientras aún seguías consciente de cada una de tus extremidades”.
En este punto de la lectura, no pude aguantar más y mis ojos comenzaron a ponerse llorosos, mi estómago débil y mis palmas sudorosas, pero cogí valor y seguí.
“Escribo esto mirando tu ventana, colando esta carta en la bolsa de tu cartero, esperando a que llegues a este punto, con cariño.
-Anónimo.” Inmediatamente tocaron a mi puerta, lanzándome un cuchillo. Lo último que vi fue al atacante, después todo se volvió negro…
¿Quién quiere otra carta?
— Via Creepypastas