Agua y nieve

Leyendas Peruanas para Niños
Leyendas Peruanas para Niños

Un capítulo de El Holder de la Liberación

“Es como si un océano de petróleo se hubiera precipitado, tan lejos como alcanzaba la vista, pero sólo llegaba hasta los tobillos. Incluso el cielo parecía teñido de negro. Ella es la única figura blanca situada entre lo demás, no molestada por la fría y negra agua que corre sobre sus pies descalzos. Su túnica blanca cuelga sobre las olas también, pero se mantiene seca.

Fue hace mucho desde que un hombre extraño entró al río para preguntarle por qué. Le preguntó por qué el Péndulo oscilaba, y cuando ella le contó la historia, él comenzó a llorar y gemir muy fuerte. Entonces, ella sintió piedad, y decidió irse con él. Ahora, la Nieve Blanca está completamente sola.

De repente, el sonido de uñas rasgando ladrillos perfora sus oídos, y ella se estremece por este ruido. Al mismo tiempo, un gran desgarro blanco aparece ante ella en el aire. Desde éste, unos pocos copos de nieve aletean y caen dentro del agua oscura para ser tragados.

La brillante luz de este desgarro en el espacio se burla, y ella se mueve adelante a través del agua oscura. Vacilante, asoma un dedo, a través del frío y fresco viento del otro lado. Desde esta luz, algo la llama claramente.

_Entonces, una mirada de determinación recorre su rostro, y mete las dos manos dentro del desgarro y lo abre. Una ráfaga de copos de nieve la inunda, pero ella sólo inhala y da un salto adelante.”_Está nevando en Manhattan.

La nieve cae en grandes grupos de copos que revisten las calles suavemente. La gente va y viene de aquí para allá, como es usual, pero nadie mira a otros, ninguno habla con nadie. Están muy ocupados en sus propias vidas para mantener alguna otra compañía en esta fría ciudad.

¿Qué es lo que hace que Nueva York sea tan solitaria?

Tal vez es uno de los efectos secundarios del invierno ya establecido, o quizás, como es la capital económica del país, nadie tiene tiempo para conectar. O quizás es porque yo vengo del Oeste, donde todos parecen conocerse entre sí. Aquí, raramente hablo con alguien.

Desde mi departamento en el quinto piso, puedes ver cuando quieras a la gente ir y venir en la calle. Es como cualquier otra calle en la ciudad, apagada y aburrida. Hoy, sin embargo, no es así. La mujer blanca tiró todo eso fuera.

Uno podría confundirla con un maniquí, por lo pálida que es. Su pelo es muy largo y de un blanco puro y viste una túnica blanca, similar a un kimono, a su alrededor. La forma en que la fría nieve de octubre cae sobre su figura, la hace ver inquietante, como un fantasma.

Acababa de regresar de comprar alimentos cuando la vi parada en la calle delante de mí, vistiendo tan ligeramente en este congelado clima. Ella mira con curiosidad a su alrededor, como si se hubiera perdido, pero su cara está completamente blanca. Su piel es de un suave y radiante blanco, como la nieve. La piel alrededor de sus ojos es mucho más oscura, gris o negra. Es como si alguien le hubiera dejado los dos ojos morados.

A pesar de esto, se sigue viendo hermosa. Hablar con ella normalmente me ponía nervioso, pero… hoy es diferente. Fue una buena mañana; Tuve una gran reunión en la cafetería, el tráfico era bueno esta vez, y todas mis canciones favoritas sonaron en la radio. Sentía una chispa de confianza.

“Disculpe”

Comencé, dejando mis bolsas en el suelo.

“¿Tienes frío? Puedo ofrecerte mi bufanda”.

Le ofrecí mi bufanda, sonriendo como un imbécil. En cierto modo de reconocimiento, su rostro y sus ojos se volvieron hacia mí, pero no respondió, ni cambió su expresión. Con esos ojos, no vi nada. Mi sonrisa se borró.

Ella quitó su mirada de mí, sólo cambiando de posición, como si rechazara mi oferta. Traté de decir algo, quizá una disculpa, pero mis palabras quedaban atrapadas en mi garganta. Así que me encogí de hombros y me alejé de ella, mirándola sobre mi hombro por última vez.

Ella se fue, como si nunca la hubiera visto. Casi dejo caer las bolsas de golpe, y miré alrededor, tal vez ella sólo dio la vuelta hacia un callejón. Como si eso no hubiera sido suficiente, vi algo más fuera de lo normal. Justo en el lugar donde estaba parada, algo había sido rayado en la pared de ladrillo. Es difícil de leer, ya que está entrecruzado con argamasa, pero me acerqué más y tracé las líneas cuidadosamente con mis ojos. Mi corazón cayó dentro de mi estómago.

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Continua en**Fantasma**

— Via Creepypastas

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